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MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D. JUSTO ARMAS
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Autor:  Doulce de Provence [ 21 Jul 2011 01:03 ]
Asunto:  MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D. JUSTO ARMAS

En alemán se llamó Ferdinand Maximilian Joseph von Habsburg-Lothringen, n. en el Palacio de Schönbrunn (Viena) el 6 de julio de 1832 y ¿m. 19 de junio de 1867?

Nació siendo archiduque de Austria y príncipe de Hungría y Bohemia pero, bajo gran presión del Emperador Francisco José, su hermano mayor, se vio obligado a renunciar a sus títulos al convertirse en el Emperador Maximiliano I de México, encabezando el Segundo Imperio Mexicano de 1863 a 1867.

Sus padres fueron el archiduque Francisco Carlos de Austria y Sofía de Baviera, aunque se cree que su padre en realidad fue Napoleón II por la relación que tenía este y su madre Sofia.

Sofía y Napoleón II hicieron una amistad íntima que provocó rumores hasta en la misma corte, cosa que Sofía nunca se molestó en desmentir. Cuando Sofía estaba embarazada de su segundo hijo, Napoleón II moría de tuberculosis, y se decía que en realidad el niño que esperaba era hijo del Duque de Reichstadt, quien era su vez hijo de Napoleón Bonaparte. Ese niño fue Ferdinand Maximiliano, a quien la familia llamaba Maxi.

Maxi amaba el mar. En Trieste, Italia, fue marino muchos años y vivió mucho tiempo en alta mar. Colaboró en el triunfo de su país en la guerra con Italia.

Conoció a la princesa portuguesa María Amalia de Braganza, ambos tenían planeado casarse pero ella enfermó de gravedad y murió antes lograrlo en la isla de Madeira, dónde pasó sus últimos años. Maximiliano quedó profundamente dolido por ésta pérdida y vivió enamorado de María Amalia llevando siempre consigo un anillo que contenía un rizo de la princesa fallecida.

El 27 de julio de 1857 contrajo matrimonio con la princesa Carlota Amalia de Bélgica, hija de Leopoldo I de Bélgica. Carlota estaba perdidamente enamorada, pero para Maxi ese matrimonio no tenía ni el más leve tono romántico. Es más, él nunca pudo amar a Carlota, cuya inteligencia y cultura parecían intimidarle. Entre ambos construyeron el castillo de Miramar, en Trieste en la costa del Adriático.

Su suegro presionó al emperador Francisco José I para que diese al archiduque Maximiliano el nombramiento de virrey del Reino Lombardo-Véneto, así cumpliría las ambiciones dinásticas para su hija. Los nuevos virreyes vivieron entonces en la ciudad de Milán hasta el año de 1859, fecha en que el emperador austríaco le desposeyó de su rango, porque, entre otras razones, los planes de guerra no entraban en los ideales de Maximiliano, quien tenía ideas demasiado liberales para Francisco José.

Al poco tiempo de la renuncia de Maximiliano, Austria perdió sus posesiones en Italia y el archiduque decidió retirarse de la vida pública en su castillo de Miramar, muy cerca de Trieste.

Francisco José no dio otro cargo a Maximiliano ni le encomendó otra misión. La relación entre los hermanos no se destacó por la calidez fraternal.

Debido a préstamos que el gobierno mexicano no pagaba, Inglaterra, Francia y España enviaron sus buques de guerra hacia las costas mexicanas. Una vez allí, Napoleón III cambió de idea y decidió invadir México. Las otras dos potencias, España e Inglaterra, que no compartían la ambición del monarca francés, retiraron entoces sus buques.

A fin de consolidar su poder en la nación invadida, Napoleón III y Eugenia, decidieron que los más apropiado sería instalar un emperador en México. La elección recayó en Maximiliano.

En 1859 Maximiliano fue contactado por primera ocasión por los conservadores mexicanos, los cuales buscaban un príncipe europeo para ocupar la corona del Segundo Imperio Mexicano, con el apoyo militar de Francia y de la iglesia católica. Los mexicanos pintaron a Maximiliano y Carlota un cuadro dorado que no tenía relación con la realidad.

Cabe destacar que ambas familias reales, la de Austria y la de Bélgica, mostraron en conjunto un mal presentimiento con respecto a la "aventura mexicana", que calificaron de peligrosa. Amélie, la ex-reina de Francia, exiliada en Inglaterra, abuela materna de Carlota, les predecía: "¡Os matarán! ¡Os matarán".

El plebiscito mostrado a Maximiliano se había realizado en la Ciudad de México. Adicionalmente, hacía apenas cuarenta años que el primer emperador mexicano Agustín I había sido derrocado, desterrado y posteriormente fusilado. En todo ese tiempo los intentos españoles por reconquistar el país, la Guerra de Texas, los conflictos entre liberales y conservadores, la invasión estadounidense y la más reciente invasión francesa habían vaciado las arcas de la hacienda pública. Gran parte de los mexicanos había abandonado sus esperanzas en las alternativas políticas de la aristocracia y dio su apoyo a Benito Juárez, el primer presidente indígena de América, un firme partidario del sistema republicano.

Maximiliano llegó al puerto de Veracruz en la famosa fragata Novara el 28 de mayo de 1864 entre el júbilo y algarabía de los conservadores, que se expresó especialmente en Puebla y en la Ciudad de México. La travesía a la Ciudad de México le ofreció un panorama distinto: un país herido por la guerra y profundamente dividido en sus convicciones. Al llegar a la ciudad escogió el Castillo de Chapultepec como residencia y mandó trazar un camino que le conectase a la ciudad (el actual Paseo de la Reforma), que se llamó originalmente "Paseo de la Emperatriz". Como el emperador y la emperatriz - a ojos vista un matrimonio mal avenido - no podían tener hijos decidieron adoptar a dos nietos (Agustín y Salvador) de Agustín de Iturbide, el primer emperador mexicano.

Autor:  Doulce de Provence [ 21 Jul 2011 04:01 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

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Armas de Maximiliano

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Maximiliano von Habsburg

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Carlota Emperatriz de México

Autor:  Doulce de Provence [ 21 Jul 2011 07:20 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

Éste es Leopoldo I, rey de Bélgica y padre de Carlota, emperatriz de México. Aunque es ténue la relación de este buen señor con la historia que aquí se cuenta, he decidido que, como tiene pinta como parar un tren, lsu foto merece ser publicada nuevamente en nuestro foro. (Niñas: tranquilizáos! No planeo ser vuestra rival en este caso :lol: )


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Autor:  Doulce de Provence [ 21 Jul 2011 11:39 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

El Imperio Mexicano contaba con el apoyo del partido conservador, y de buena parte de la población de tradición católica, aunque tuvo una oposición férrea de los liberales de México. Durante su gobierno Maximiliano I de México trató, con su mejor voluntad, de desarrollar económica y socialmente a los territorios mexicanos bajo su custodia, aplicando los conocimientos aprendidos de sus estudios en Europa y de su familia, los Habsburgo, una de las casas monárquicas más antiguas de Europa, de tradición abiertamente cristiana y católica.

Pero la política de Maximiliano resultó ser más liberal de lo que sus partidarios conservadores pudieron tolerar. Esto ocurrió en parte por la propia estrategia de Napoleón III, que el 3 de julio de 1862 había dirigido al mariscal Forey instrucciones secretas que requerían evitar el dominio conservador del régimen, instaurando en cambio un gobierno moderado en el que estuvieran representadas todas las tendencias. Y también por el conocido talante liberal de Maximiliano, que ya había manifestado al gobernar Lombardía en los años 1858 y 1859. Un hecho que puso de manifiesto esa tendencia incompatible con los conservadores locales fue la negativa de Maximiliano a suprimir la tolerancia de cultos y a devolver los bienes nacionalizados de la iglesia, cuando el nuncio papal le requirió ambas decisiones. En Roma, el Papa recibió la noticia con gran disgusto.

La mayoría de los conservadores mexicanos, decepcionados, retiraró su apoyo a Maximiliano, e inversamente, hubo liberales moderados que se aproximaron al nuevo régimen, mientras que los liberales republicanos no por ello dejaron de persistir en la lucha por recuperar al país de un gobierno monárquico.

Los liberales buscaron por todos los medios la derrota del imperio. Encabezados por el Presidente Benito Juárez, permanecían firmes en la defensa de la República secular. Juárez gozaba del apoyo de los Estados Unidos, a quienes no convenía la presencia en América de un régimen apoyado por las monarquías europeas (una posición inspirada en la Doctrina Monroe), e hicieron, surprise, surprise, cuanto pudieron por evitar que los conservadores mexicanos tuvieran éxito.

Los cambios políticos a nivel internacional repercutieron en el convulsionado Imperio Mexicano. Estados Unidos, que durante la mayor parte de esta época estaba enfrascado en su propia guerra civil entre los estados del norte y los del sur, había conseguido finalmente la paz, y estaba listo para apoyar al gobierno republicano de Juárez.

Napoleón III, por su parte, se enfrentaba a serias amenazas en Europa y requería que sus tropas regresaran al país galo. Con el apoyo económico de los estadounidenses a la facción republicana, y sin el apoyo francés ni conservador en el país, poco le quedaba por hacer a Maximiliano.

El Emperador decidió - a insistencia de Carlota, cuyo abuelo materno había huído con su familia de Francia, ante el peligro de un golpe de estado, sin oponer la menor resistencia, atrayendo universal oprobio sobre los Orléans - enfrentarse a las consecuencias, desoyendo los consejos que le sugerían abdicar y regresar a Austria.

Mientras tanto, Maximiliano había enviado a Carlota a Europa para pedir urgente ayuda, tropas si fuera posible, principalmente a Francia, Austria, Bélgica y al Papa. Todo fue en vano. Nadie quería o podía ayudar al atribulado Emperador.

Finalmente, mientras se encontraba en Roma, Carlota cayó en una grave neurosis obsesiva: el complejo persecutorio, el temor irracional, la paranoia que ya se había manifestado en forma pasajera en México, envolvió trágicamente a la Emperatriz de México. Hoy sabemos que entre los factores predisponentes tenemos a los acontecimientos traumáticos y que la patología se agrava ante la pérdida de valores, lo que agudiza, como es normal, el miedo.

Esta paranoia a veces se manifestaba en actos de suma violencia, lo que convenció al Papa de olvidar su gran disgusto con Maximiliano y enviar un mensaje urgente al rey de Bélgica, hermano de Carlota. Una vez en su país natal, la enferma fue cuidada por su familia, especialmente su cuñada, con sumo esmero, pero nunca se recuperó.

Maximiliano recibió la noticia con inmensa tristeza, como era de esperarse.

El Emperador fue sitiado con los restos de su ejército y finalmente capturado en Querétaro por soldados del general Mariano Escobedo, como consecuencia de la traición del Coronel Miguel López. (En los archivos de la Nación se encuentra el informe rendido por el General de división Mariano Escobedo donde aclara 20 años después que el Coronel Miguel López nunca traiciono al Emperador, sino que actuó por órdenes expresas de Maximiliano - pieza del rompecabezas secreto que encajaría perfectamente en la historia que sigue).

Autor:  Doulce de Provence [ 21 Jul 2011 11:56 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

Tierna imagen de Carlota, hija preferida de su padre, Leopoldo I de Bélgica, quien la llamaba Trésor.

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Autor:  Doulce de Provence [ 21 Jul 2011 13:37 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

Corría el año 1867 cuando Maximiliano de Habsburgo fue fusilado el día 19 de junio, a las siete y cinco de la mañana, en el Cerro de las Campanas, con dos de sus seguidores, los generales mexicanos Miguel Miramón y Tomás Mejía,.

La congoja apretó fuertemente el corazón de toda Europa, que, después de haber enviado cantidad de cartas suplicando clemencia, no esperaba semejante final.

Austria exigió a México la devolución de los restos de Maximiliano. Aunque el gobierno aceptó el pedido, pasaron muchos meses hasta que se consideró el proceso de embalsamamiento terminado. El cadáver llegó a Viena en 1868, donde fue depositado en la cripta imperial con todos los honores que correspondían a su rango.

Aunque antes había ocurrido un acontecimiento extraordinario. La Emperatriz Sofía había insistido en ver el cadáver, pero cuando se lo mostraron, gritó horrorizada: "¡Ése no es mi hijo!"

Pasaron los años.

En 1871, aparece por primera vez en San Salvador, capital de El Salvador, D. Justo Armas, comerciante de origen desconocido, participando con una donación de dinero para las fiestas ptronales de San Salvador (Fiestas Agostinas).

Durante los primeros años en el Salvador, el desconocido fue, inexplicablemente, acogido como amigo por las familias pudientes, la alta sociedad de la época, especialmente por el vicepresidente, Gregorio Arbizú.

Don Justo Armas fue conocido por ser una persona muy culta, alta de estatura, semi-rubia, de refinadas costumbres europeas y, especialmente, por andar vestido elegantemente, pero descalzo, particularidad por la que sería siempre recordado. Esto se debía, según sus propias palabras, a una promesa hecha a la Virgen del Carmen por haberlo ayudado a salir de un momento de peligro de muerte. Prometió, asimismo, no revelar nunca su verdadera identidad.

Quienes vivían en la ciudad de San Salvador, a fines de 1800 y principios de 1900, vieron con asombro y no poca curiosidad, caminar por las calles empedradas a un personaje elegantemente vestido, pero descalzo. Y la curiosidad aumentaba porque según la leyenda, labrada con misterio, se trataba del Archiduque de Austria, Fernando Maximiliano, quien durante un trecho de la historia ostentó la corona imperial de México, con el apoyo de Napoleón III de Francia.

Al pasar de los años manejó un negocio de alquileres.

Según la hipótesis que nos ocupa, Maximiliano habría sido perdonado al ser parte de la Logia Masónica, como lo era Juárez, añadido a las peticiones internacionales para su indulto . El derrocado emperador buscaría después de esto al General Gerardo Barrios - también masón, en El Salvador.

Siempre ha llamado la atención el dudoso fusilamiento de Maximiliano por órdenes de Benito Juárez: al parecer no hay registros fidedignos de este suceso, aparte de la historia oficial de que fue ejecutado en el Cerro de las Campanas en 1867.

Además de estas revelaciones, han habido pruebas científicas para tratar de llegar a la conclusión que Justo Armas y Maximiliano de Austria eran la misma persona, entre ellas : exámenes craneo - faciales, pruebas grafotécnicas y estudio de objetos personales. Y, principalmente, la prueba definitiva por medio del ADN.

Singular indicio son unas líneas de un pasquín informativo de Benito Juárez: “ El archiduque Fernando Maximiliano José de Austria fue hecho justo por las armas el 19 de junio de 1867…”

Según Pachita Tennant Mejía de Pike, quien lo conoció cuando era todavía una niña en San Salvador, D. Justo Armas tenía además un negocio de atender fiestas o catering. «La vajilla» que ofrecía era de porcelana de Sèvres; las copas eran de bacaratt; las sillas eran doradas al estilo del Imperio Austro-Húngaro y se decía que era un pariente muy allegado, si no es que el hermano del Emperador Francisco José de Austria, a quien se parecía enormemente. También daba clases de "social graces" y de protocolo, recién llegado a San Salvador. Sus modales eran sumamente aristocráticos, lo mismo que su manera de hablar alemán, hasta el punto de que en una ocasión vino una comisión de la Casa de Austria, quienes declararon en los periódicos, que el habla de don Justo, era como de alguien que pertenecía a la realeza o a la corte.

Cuando murió, su gran amigo y confesor, Monseñor Belloso, arzobispo de San Salvador, expresó:

-¡Ha muerto un santo y un gran personaje!

Los últimos años, los vivió en la casa de la familia Arbizú, quienes fueron sus herederos.

Su origen sigue siendo un enigma, una verdadera incógnita y sobre él se ha escrito mucho.

Esta singular leyenda ha sido estudiada por el investigador salvadoreño Rolando Ernesto Déneke Sol, quien sostiene en un estudio que permanece inédito que conforme pruebas científicas, el personaje que se llamó Justo Armas, en San Salvador, era Maximiliano de Austria.

El tema da para más comentarios, porque existe la versión que dio Justo Armas a un periodista salvadoreño, publicada en la revista “Excélsior” el 1° de septiembre de 1928.

De esa manera, entonces, hay dos versiones que corresponde analizar. En primer lugar la que da la leyenda, conforme la cual Maximiliano, ayudado por prominentes políticos de México, se salvó del fusilamiento. Sobre ello hay datos ciertos de que la princesa de Salm Salm proyectó la fuga de Maximiliano, quien durante el proceso a que fue sometido con los generales Miramón y Mejía, en el Teatro Iturbide, no asistió por encontrarse enfermo.

Además se menciona, que al atenderse al Almirante Tegetthoff, quien llegó a reclamar el cadáver de Maximiliano en nombre de la familia, hubo tardanza en la entrega, y que en la capilla ardiente que retornó a Austria el 28 de noviembre de 1867, se colocó el cadáver de una persona que no era Maximiliano.

La otra versión la da el propio Justo Armas, al ser entrevistado por un periodista salvadoreño. Corresponde hacer la comparación de esas versiones, pues ese misterioso personaje que vivía en San Salvador aislado en su casa, museo de objetos históricos, afirmó que vino a El Salvador en 1860, o sea siete años antes de ocurrir el fusilamiento en el cerro de Las Campanas, el 19 de junio de 1867. ¿Qué otra cosa podía decir si había jurado solemnemente no descubrir su identidad?

Naturalmente, el primer y probablemente más difícil punto a explicar es la aparente ejecución de Maximiliano en 1867. La respuesta que Déneke (y Miralles) da tiene que ver con un hecho constatado: que Maximiliano, Justo Armas y Benito Juárez fueron importantes miembros de la Orden Masónica. Una de las leyes masónicas prohibe expresamente el asesinato entre hermanos masones. Esta ley habría presentado a Juárez un penoso dilema: la muerte de Maximiliano parecía ser necesaria por razones de estado, pero él no podía ordenar el fusilamiento de un camarada masón. La solución que Juárez encontró fue una falsa ejecución, seguida de la desaparición permanente de Maximiliano de Austria. Para facilitar este plan, Maximiliano juró solemnemente usar de allí en más un nombre que no fuera el suyo y nunca revelar que el antiguo emperador de México todavía estaba vivo. Su nueva identidad fue la de Justo Armas, una extraña figura que apareció en Centroamérica pocos meses después de la supuesta muerte de Maximiliano.

Armas primero apareció en Costa Rica, pero después de tres años se dirigió a San Salvador, donde pasó el resto de su larga y próspera vida.

De acuerdo a esta versión, su alto rango en la Orden Masónica fue la clave que explica la inmediata y cálida recepción que recibiera el desconocido Justo Armas por parte de la élite de El Salvador. D. Gregorio Arbizu, vice presidente de la nación y canciller lo recibió, como dijéramos antes, con mucha cordialidad. El hecho de que el Sr. Arbizu fuera conocido por sus simpatías realistas debe haber contribuído a facilitar esa amistad. Pronto don Justo se instaló en su propio hogar donde se rodeó de "docenas de objetos que habían pertenecido a Maximiliano de Habsburgo, que una mano invisible había conseguido llevar desde México".

Hay más. Se decía que don Justo Armas tenía, considerando la diferencia de edades y de vestimente, un extraordinario parecido a Maximiliano.

Una señora mexicana, "La Paloma", que había sido amante del emperador durante sus años en el trono, tomó los hábitos después de su muerte. Con el nombre de Hermana Trinidad, trabajaba en un hospital de San Salvador y se sabe que visitaba a menudo a don Justo Armas, algo completamente fuera de lugar para una mujer en su situación.

Probablemente, la evidencia más sugestiva y que ha sido verificada en parte, es la visita en 1914 ó 1915 de dos emisarios del gobierno austríaco. Estas personas, evitaron aparentemente cualquier contacto con el gobierno salvadoreño y buscaron persistentemente una entrevista con don Justo, que no mostraba interés en verlos. Finalmente se encontraron y los austríacos aparentemente le suplicaron que regresara a Austria para retomar la posición que le correspondía, a lo cual don Justo se negó rotundamente.

Autor:  Doulce de Provence [ 21 Jul 2011 13:51 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

Don Justo Armas, en San Salvador:

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Autor:  carmela [ 21 Jul 2011 14:20 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

Doulce, pero que historia tan interesante.
Si la comitiva que vino de austria se dio cuenta de que efectivamente era maximiliano, es de suponer que lo notificaria a la familia imperial, no?
de ser asi, por lo menos supondria un alivio para sus familiaries. Se sabe si carlota llegó a conocer la existencia de Justo Armas?

Autor:  Amélie [ 21 Jul 2011 18:39 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

Citar:
Además de estas revelaciones, han habido pruebas científicas para tratar de llegar a la conclusión que Justo Armas y Maximiliano de Austria eran la misma persona, entre ellas : exámenes craneo - faciales, pruebas grafotécnicas y estudio de objetos personales. Y, principalmente, la prueba definitiva por medio del ADN

O sea que ya está comprobado por ADN que D. justo era Maximiliano?
Con que ADN ha sido hechala comparación? Cual de sus pariebtes???
Me parece raro....
Son tantos los que" resucitan" :roll:
Anastasia, Alexis, tzar Alexandre I, Juan I de Francia, William III de sicilia, Arthur de Bretaña......tantos y ahora Maximiliano!!! :-O :-O
Y justo ahora que estoy leyendo un libro sobre la historia de Maximiliiano y Carlota :-O :-O
Doulce, me podrias informar más sobre lo del DNA, please,
Carmela, según el libro que estoy leyendo Carlota no tenia conciencia de la muerte de maximiliano hasta que la reina marie Henriette hizó con que un diplomata que había servido en Mexico le contara.....la pobre Carlota salió corriendo hasta que la reina la alcanzase y después lloró desesperadamente.....pero después continuó a hablar de Maximiliano como si estubiese vivo. :(

Autor:  Amélie [ 21 Jul 2011 19:07 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

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Según estoy leyendo Justo podria ser el Archidique Juan Nepomuceno Salvador o el Principe Rodofo , el de Mayerling......Pero, quien fué Justo :-/ :-/ :-/

Autor:  Katyusha [ 21 Jul 2011 20:18 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

De haber pruebas cientificas ya hechas, donde estan los resultados? Y de ser positivos, se habran hecho en el mismo laboratorio en que Maria Marti hizo sus Examenes de ADN diciendo que ella era miembro de la familia imperial?

A simple vista, me parecen dos personas totalmente distintas. Guapo el Sr justo Armas, pero por vista, para mi, no es Maximiliano

Autor:  Minnie [ 21 Jul 2011 20:32 ]
Asunto:  Re: MAXIMILIANO, EMPERADOR DE MÉXICO, Y D.JUSTO ARMAS

El tema es fascinante, Doulce. Me alegro de que lo hayas abierto...y debo decir que lo mejor ha sido que aclarases, desde el principio, que no piensas competir con nosotras en esa extravagancia de beber los vientos por Leopold I de Bélgica, jajajaja.

Ya hablando en serio...a mí lo que fascina es la aparente necesidad de hacer que los personajes atrayentes sobrevivan a su muerte "oficial". En el caso de los Habsburgo, el siglo XIX parece haber sido muy productivo en ese sentido, porque se ha atribuído una supervivencia en el anonimato, visto lo visto, a Maximiliano, al kronprinz Rudolf y al archiduque Juan Salvador, de la rama toscana. La leyenda de Juan Orth es extraordinaria. Me quedé perpleja cuando leí que, por incluír, incluye al mismísimo Berenger Saunière, el misterioso sacerdote de Rennes-le-Château. Te descuidas un nanosegundo...y aparece el Santo Grial en el tema ;)

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