Ese día se produjo un momento ya mítico en el anecdotario de Mary. Mientras saludaban a las autoridades y esperaban la llegada de la Reina Margarita y el Príncipe Henrik, el viento se llevó por los aires su pamela. Uno de los ayudas de campo solventó la situación enseguida, haciéndose con la pamela voladora en las escaleras frente al hemiciclo.

Llegamos a la tarde del 13 de mayo, cuando empezó realmente el desfile de la pompa y gloria de la realeza de medio mundo. El escenario fue el Teatro Real de Copenhague. Allí, se ofrecería una gala en honor de los novios. Frente a la histórica Kongens Nytorv "Nueva Plaza del Rey", fueron apareciendo la mayoría de invitados a la boda. Aquella tarde vimos reaparecer joyas o producirse estrenos. También fue la primera gran prueba de la futura Princesa de Asturias. Para la prensa, una especie de ensayo para la boda que se celebraría tan solo una semana después en Madrid.

Vamos con los invitados que fueron llegando a la gala. Debo decir que en mi memoria conservaba a más royals participando de los distintos saraos. Una profusión de miembros del Gotha. Pero no, estuvo bastante discreto el panorama. Hay que tener en cuenta que Dinamarca y, concretamente, los espacios que suele utilizar su monarquía, no suelen ser de grandes dimensiones. El templo en el que se casaron Federico y Mary apenas tiene capacidad para 1400 personas. Por ejemplo, en España -o en Reino Unido- estamos acostumbrados a templos y palacios en los que perfectamente caben más de 3000 invitados. Creo que es importante tenerlo en cuenta.