CUANDO EL REY REFLEXIONÓ
Madame Luisa acababa de cumplir 30 años. No se habia casado, ni tampoco sus hermanas, exceptuando a Luisa Isabel, que se habia casado con Felipe de Borbón, hijo de Felipe V rey de España. Pero ya habia sufrido bastante cuando murio su madre, profundamente afectada por el fallecimiento prematuro del Delfin y de la Delfina.
Madame Luisa Maria de Francia
Madame Luisa sufria también por otra cosa: la conducta de su padre, cuyos ecos llegaban a oidos de sus hijas a pesar de todas las precauciones para ocultar el escandalo.
Madame Luisa Isabel, la única de las hijas de Luis XV que se casó
¡Mi pobre padre! murmuraba en sus oraciones Madame última, ¡Dios mio!, te suplico que lo acerques a ti.
Madame Enriqueta
En el retiro de su pieza la princesa escribia en su diario. Una noche en que habia escrito con su gran letra muy firme las palabras que resumian todos sus anhelos, esa idea que tenia Chiffe en su cabecita se habria podido leer:
Madame Adelaida
"¡Yo Carmelita y el rey vuelto a la gracia de Dios!" Si, ¿Pero como conseguir que el rey aceptara esta idea? Le pidio audiencia a Monseñor de Beaumont, arzobispo de Paris:
Madame Victoria
Monseñor, he venido en busca de consejo. Quiero ser hija de Santa Teresa.
¿Un consejo? ¡Mil veces habria habria preferido el prelado no tener que darlo! ¡Madame Luisa en el Carmelo! ¡La hija del rey en el Carmelo! Era una pregunta espinuda...
Madame Sofia
Madame, respondió el arzobispo, evitando pronunciarse, hay que rogar a Dios para que El la ilumine. ¡Cuidado con las precipitaciones! espere con paciencia para ver con mas claridad en usted misma.
Luis Delfin de Francia
¡Tener paciencia! ¡Nada de precipitaciones! ¡Pedirle luz al Cielo! ¡Pero si ella veia muy claro y sabia perfectamente lo que deseaba!
Maria Josefa de Sajonia Delfina de Francia
Ya que no podia contar con el apoyo del arzobispo, decidió ir a hablar directamente con papá-rey. Tomando su valor a dos manos, se lo dijo todo: sui mas ardiente deseo, su vocación, su temor de apenarlo...
Luis XV tomó tiernamente el rostro de su hijita entre sus manos, la besó y mirandola hasta el fondo el fondo de sus ojos le respondió:
Trátandose de mi pequeña Luisa, sé que éste deseo no es un capricho; lo sé. Voy a reflexionar seriamente tanto como si fuera un asunto de Estado. Chife, ¿Puedes aguardar 15 dias? Dentro de 15 dias te daré mi respuesta.
Maria Leszczynska
Durante ese lapso, Luisa oró todas las noches con más fervor que nunca. Despues volvió a visitar al rey. Cuando entró en el salón con artesanados dorados, el rey se levantó y se acercó a recibirla. Su rostro estaba hermoso de gravedad y muy digno. El corazón de Luisa rebosaba de confianza y serenidad.
Luis XV
Querida hija, dijo Luis XV, sin hacerla esperar, si se trata de Dios no puedo oponerme ni a su voluntad ni a sus propósitos.
Luisa habia cerrado los ojos, con las manos sobre el pecho. Su rostro estaba como transfigurado. Despues, volviendo pronto a la tierra, se lanzó en brazos del soberano.