Nació en los mismísimos Reales Alcázares de Sevilla, el 21 de septiembre de 1848. Era la primera hija para sus padres, Antoine de Orleans, duque de Montpensier, y Luísa Fernanda, infanta de España. Pero más aún: su nacimiento reforzó las nunca disimuladas expectativas dinásticas que nutría el duque de Montpensier. Al fín y al cabo, la tía materna de la niña, la reina Isabel II, todavía no había ofrecido a la nación ningún hijo aunque llevaba el mismo tiempo casada con Francisco de Asís que Luísa Fernanda con Antoine de Orleans. Los Montpensier "le tomaban la delantera" a los reyes con ese natalicio.
Dado que en Madrid "estorbaban", los Montpensier se crearon su propio espacio en Andalucía. A Antoine, hombre inclinado a lo grandioso, le hubiese gustado comprar el palacio del Generalife, dentro del Recinto de la Alhambra en Granada. Pero ese proyecto se quedó en agua de borrajas, porque el gobierno no estaba dispuesto a autorizar semejante adquisición. A cambio, los Montpensier compraron el formidable palacio de San Telmo, rodeado de un inmenso parque a orillas del Guadalquivir, en Sevilla. Pagaron más de un millón ochocientos mil reales por la propiedad, que sería su residencia habitual a partir de septiembre de 1849, es decir, por la época en la que nuestra Isabel cumplió un año. No se quedaron con las ganas de incrementar su patrimonio: en el mismo 1849, se hicieron con un palacio en Villamanrique y con una gran finca para explotación agrícola en San Isidoro del Campo, ambas localidades sevillanas. Luego adquirirían una amplísima porción de terreno en Sanlúcar, dónde erigirían el palacio Orleans en estilo neomudejar; el gran coto de caza llamado Torre Breva que incluía un buen pedazo de Sanlúcar para expandirse hacia Rota y Chipiona y una gran mansión en Castilleja de la Cuesta. Vamos, que poco a poco, los Montpensier se transformaron en verdaderos terratenientes con los que había que contar en media Andalucía.
Isabelita creció viendo multiplicarse las tierras de sus padres...y el número de sus hermanos. Después de ella, llegarían al mundo nada menos que ocho criaturas: María Amelia (1851), María Cristina (1852), María de la Regla (1856), Fernando (1859), María de las Mercedes (1860), Felipe (1862), Antonio (1866) y Luís (1867). Pero, de hecho, Isabelita apenas tuvo roce con los menores: hay que tener en cuenta que la casaron muy joven, a los quince años de edad; de
modo que los menores, Antonio y Luís, nacieron cuando ya esa primogénita estaba residiendo en suelo británico con su marido, pariendo a sus propios bebés. Asimismo, hay que recordar siempre que la serie de muertes en la infancia y juventud hizo que en 1879, cuando Isabel contaba solamente treinta y un años, sólo le quedaba en este mundo un hermano de los ocho que había tenido: Antonio.