Milan Obrenovic procedía de una dinastía envuelta en un aura sombría. Y para aspirar a conocerle a él, hay que conocer previamente, aunque sea de forma breve, esos antecedentes familiares...
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Todo había empezado recien estrenado el siglo diecinueve, con este hombre que vemos retratado ya mayor y en pleno apogeo:
Había nacido en una pequeña y miserable aldea denominada Dobrinja. Su madre, Višnja Gojković, había estado casada en primeras nupcias con un mercader de ganado porcino (sí, en román paladino "cerditos" o "gorrinillos") llamado Obren Martinović, de quien había tenido dos hijos, bautizados Jakob y Milan, así como una hija, Stana. Viuda de Obren, Višnja se había vuelto a casar con un humilde campesino de nombre Teodor Mihailović, con el cual tendría tres chicos más: Miloš, Jevrem y Jovan.
El hombre del retrato es Miloš, originariamente Miloš Teodorovic (=hijo de Teodor). Todavía un chiquillo, supo lo que era convertirse en sirviente de unos terratenientes, los Ječmenica: la experiencia le dejó un regusto bastante amargo en la boca, así que, en cuanto pudo, se unió a su hermanastro mayor, Milan Obrenovic (=hijo de Obren), que estaba prosperando como mercader (en principio había heredado el negocio del padre, pero lo había ampliado paulatinamente). Milan y Miloš, a diferencia de sus otros hermanos varones o del marido de su hermana, participaron con entusiasmo en el primer alzamiento de los serbios contra el dominio turco: la jugada salió rentable, pues Milan acabaría recibiendo el título de lugarteniente o "duque" del área geográfica de Rudnik. La temprana muerte de Milan dejó heredero de sus bienes a Miloš, quien, en un homenaje hacia ese hermano, renunció al apellido paterno Teodorovic para empezar a usar el apellido Obrenovic.
Enriquecido e influyente, Miloš sacó provechosa tajada de una época bastante convulsa. El entonces líder indiscutible de los serbios que seguían luchando a cara de perro contra los turcos era Karađorđe (o Karageorge, en una versión occidentalizada del nombre...) Petrović. Miloš Obrenovic se convirtió en el rival natural de Karageorge Petrović. Para cuando los hombres de confianza de Miloš asesinaron a Karageorge en 1817, quedaron establecidas dos dinastías serbias que estarían a lo largo del tiempo "disputándose" el derecho a gobernar ese país balcánico: los Obrenovic y los Karageorgevich.
De momento, los Karageorgevich se encontraban en la desgracia: Jelena Jovanović, la amargada viuda de Karageorge, se quedó a cargo del hijo de ambos, Alexander. Entre tanto, los Obrenovich se alzaban por encima de todos: Miloš siguió ganándose su título de primer príncipe de Serbia con el apoyo de su esposa, Ljubica Vukomanović...
...quien le dió una abundante prole conformada por cuatro "príncipes" (Gabriel, Todor, Milan y Mihailo, si bien los dos primeros murieron en la infancia) y tres "princesas" (Petrija, Savka y Marija). Ljubica, por cierto, era una mujer de armas tomar: se la consideraba medio bruja y desde luego tenía suficientes arrestos para ordenar matar a una de las amantes de su esposo que amenazaba con "desplazarla".
Cuando, ya en edad avanzada, Miloš, presionado por las ominosas circunstancias, "abdicó", le sucedió el hijo varón Milan Obrenovic.
Pero ese joven sorprendentemente bien educado, de salud quebradiza desde la infancia, falleció tras veintiséis días de gobierno. Entonces, ascendió el hermano que le seguía en edad: Mihailo Obrenovic.
Con Mihailo, alcanza su clímax esta especie de culebrón de aires balcánicos. Mihailo apenas retuvo el poder durante tres años, antes de que estallase una gran revuelta, liderada por un capaz Toma Vučić-Perišić. La revuelta triunfó: Mihailo, con sus parientes Obrenovic, hubo de emprender el camino al exilio mientras Alexander Karageorgevich (el hijo de aquel Karageorge asesinado por orden del padre de Mihailo tiempo antes...) ocupaba el sitio vacante. En el exilio vienés, Mihailo se casaría con una aristócrata húngara: Julia Hunyadi von Kéthely. Los dos esperaron el desarrollo de los acontecimientos: en pocos años Alexander Karageorgevich hubo de abdicar para marcharse del país, de
modo que los serbios volvieron a reclamar a Mihailo Obrenovic.
A esas alturas, el matrimonio de Mihailo y Julia seguía estéril. Nada más establecerse ambos en Belgrado, la situación conyugal, nada armoniosa, fue de mal en peor debido a la malévola presión que ejercía sobre la pobre Julia una prima de Mihailo, Anastasia Obrenovic. Anastasia tenía una guapa hija que acababa de alcanzar la edad núbil y la alentó a conquistar a su primo Mihailo, que, en opinión de la dama, debería divorciarse de la húngara infértil para casarse con la chiquilla. El asunto enfureció a Julia, que acabó abandonando el país para emprender una nueva vida con un amante de la nobleza: el duque Karl von Arenberg.
Con la marcha de Julia, Mihailo decidió arreglarse un divorcio y seguir la pauta de comprometerse con la prima Katharina. Pero, entonces, sobrevino la tragedia: mientras ambos celebraban su noviazgo, en compañía de la ambiciosa madre de la joven, en Košutnjak, les cercaron unos asesinos. Fue un complot nunca aclarado, aunque se sospecha que estaban detrás los Karageorgevich. Los tres fallecieron.
Para encontrar un heredero Obrenovic, había que remontarse hacia atrás y tirar hacia adelante. El padre del asesinado Mihailo, el Miloš fundador de la dinastía, había tenido, como hemos visto, no sólo dos hermanastros mayores, sino dos hermanos completos pequeños. Jevrem se había casado con una dama de la familia Catargiu, María: les había dado tiempo a engendrar un niño llamado Milan antes de la muerte de él. A posteriori, María se había transformado en la amante del poderoso príncipe rumano Alexander Curza, en tanto que el niño habido con su marido quedaba bajo tutela de su primo Mihailo. Al perder la vida por causas no naturales Mihailo, Milan, de catorce años, le sucedió en el título.
Ése es, ya, nuestro Milan...el Milan que se casó con Natalija Keshko.