La foto presenta una cálida estampa de las cuatro hijas de Fritz y Vicky. Charly, la mayor, aparece sosteniendo a su hermana pequeña, Mossy. Sentada en el suelo, con una cestita de mimbre en las manos, Moretta. Detrás de Moretta, apoyando la cabecita en las piernas de Mossy, está Sossy, con sus rubios cabellos.
De esas cuatro muchachas, Charly siempre permaneció al margen del trío formado por Moretta, Sossy y Mossy. Ya en la más temprana infancia, Charly, conjuntamente con su hermano Wilhem y su hermano Henry, se crió según las pautas que trazaban los abuelos paternos. La educación, típicamente prusiana, les hizo muy orgullosos de su estirpe Hohenzollern, pero, paralelamente, les situó frente al elemento extraño en aquella corte profundamente conservadora, incluso reaccionaria, además de intensamente marcial: la madre inglesa, Vicky. Para Vicky, Charly sería la hija problemática, la renuente, la hostil, la conflictiva. Con ella, le resultaba imposible entablar una relación basada en la afinidad y la complicidad.
En cambio, Vicky mantendría esa clase se vínculo afectivo especial con Moretta, Sossy y Mossy. Dos acontecimientos de carácter doloroso reforzaron esa unión. En un período de tiempo relativamente breve, Vicky perdió a dos hijos varones por los que sentía adoración, Sigismund "Sigi" y Valdemar "Valdi". El fallecimiento de los niños le causó un profundo desconsuelo, pero a eso se sumaría, como remate, la defunción de un marido con quien había vivido una auténtica y duradera historia de amor: un cáncer de garganta se llevó a la tumba mucho antes de lo previsto a Fritz. En esa tesitura, Vicky pudo compartir su duelo con Moretta, Sossy y Mossy. Ellas, que experimentaban también su cuota de sufrimiento por la desaparición de los hermanitos y el padre, empatizaban con la penosa situación en que se veía la madre, de forma que tendían a cuidarla y protegerla. Simultáneamente, la emperatriz viuda se volcó en esas hijas.