El joven Fritz.
Fritz era el único hijo varón del príncipe Wilhelm de Prusia y su esposa Augusta, nacida princesa de Saxe-Weimar. Se había tratado de un matrimonio concertado, en el que si bien la joven Augusta había estado apasionadamente enamorada de un Wilhelm que jamás pudo darle una oportunidad a su mujer porque durante toda la vida seguiría adorando a su prima y primer amor imposible, Elisa Radziwill; en un aspecto físico, además, resultaba que a Wilhelm la pobre Augusta le "dejaba frío", de manera que buscaba desfogue a sus instintos básicos con otras mujeres. Augusta sufrió mucho por esa situación privada, que incluso alteró gravemente su equilibrio emocional y psicológico; cierto consuelo lo obtuvo en el nacimiento de sus hijos, Luise y Fritz.
En teoría, Wilhelm y Augusta debían ascender al trono prusiano cuando falleciese el hermano mayor de él: Friedrich Wilhelm IV. Éste último se había casado -por amor- con la princesa Elisabeth de Baviera, la reina Elisa, una encantadora mujer que, sin embargo, había fracasado en su principal deber dinástico: carecía de progenie. A su debido tiempo, Wilhelm y Augusta reinarían en Prusia. Después de ellos, le tocaría el turno a Fritz, que seguía soltero.
Hay que tomarse con cierto cuidado la leyenda romántica tejida entorno al primer encuentro de Fritz y Vicky. El príncipe prusiano visitó la corte británica en 1851: por entonces, él era un joven estudiante universitario (asistía en Bonn a cursos de historia, leyes y literatura) de veinte años, mientras que ella era una niña de apenas once años.
Vicky en esa época.
Es probable que Fritz se quedase intrigado y sorprendido ante una chiquilla que poseía una absoluta confianza en sí misma unida a una facilidad para expresarse acerca de variados asuntos que no cuadraba con su edad. Pero eso, indudablemente, no tiene nada que ver con otra clase de sentimiento que una tierna diversión.
Sin embargo, ya entonces Albert empezó a considerar con su amigo y consejero aúlico, el barón Stockmar, las posibilidades y probabilidades de un matrimonio prusiano para Vicky. Albert seguía viendose como un alemán, o, para expresarlo más correctamente, "un buen alemán de Coburgo". Sin embargo, había asimilado por completo el
modelo político británico: una monarquía parlamentaria, con partidos que concurrían a elecciones, con una alternancia en el poder de tories y whigs, etc. A Albert le parecía un reto fascinante hacer que Prusia, la más recia, jerarquizada y conservadora nación germana, avanzase por la senda de un liberalismo "à la anglaise". Victoria, que solía mostrarse admirativa hacia la cosmovisión de su adorado esposo, estaba bastante de acuerdo. Ella apreciaba mucho a Wilhelm, por entonces eventual heredero del trono prusiano, pero, además, mantenía una relación muy amistosa con Augusta. Fritz parecía un muchacho excelente, aparte de apuesto y bien educado.
Aunque no podía plantearse en serio un compromiso de Vicky hasta después de haberse celebrado la confirmación de ésta (la confirmación suponía un acto importante en la vida de las muchachitas anglicanas, pues abría el camino hacia la presentación en sociedad y posterior noviazgo formal que acabase en boda), la idea había caído en terreno fértil y había germinado hacia el año 1855.
Una bonita imagen de Vicky tomada precisamente en 1855.
Ese verano, se envió una invitación formal a Berlín para que Fritz se reuniese con la familia real inglesa en Balmoral hacia el mes de septiembre. Efectivamente, Fritz se presentó en Balmoral el 14 de septiembre. En los días siguientes, no sólo mantuvo largas conversaciones con Albert (principalmente) y Victoria, sino con la joven Vicky. La adolescente de quince años estaba encantada con las galanterías que le brindaba el príncipe de veinticinco años. Hacia el día 20, Fritz declaró a Victoria y Albert su deseo de casarse con Vicky. Ellos aceptaron, siempre y cuando no se le hiciese saber todavía a la muchacha nada del asunto. No querían precipitar el anuncio de boda, ni menos aún la boda en sí misma: se insistió en que había que aguardar a que ella cumpliese diecisiete años. Sin embargo, el día 21, Albert, muy consciente de sus deberes, mandó una nota a lord Clarendon para que comunicase el asunto al primer ministro de entonces, Lord Palmerston. El astuto "Pam" enseguida hizo saber al príncipe consorte que encontraba ese futuro enlace magnífico...algo positivo para Inglaterra, positivo para Prusia y, por ende, positivo para Europa.
Al final, Fritz y Vicky anunciarían su compromiso en abril de 1856. Y la boda se celebraría en enero de 1858, en la capilla del Palacio de San James, en Londres.