RiccardoPercy escribió:
No sé demasiado de esta dama, ni tampoco de su hermanos/as (un plantel bastante interesante....con implicaciones en Portugal, Rumanía y, brevemente, España), pero algo que si me ha dejado perplejo es descubrir que las dos abuelas de tan alemana descendencia eran Estefanía de Beauharnais y Antoinette Murat, ni más ni menos.
Estefanía, gracias al inefable asunto de Kaspar Hauser, ha sido más estudiada, pero la Murat...que relación tenía con el cuñado de Napoleón?
En lugar de ayudar, parece que lo complico!
A ver que sale de aqui:)
Jajajaja, no te preocupes, complicar las cosas es un paso previo para luego desembrollar la madeja

Lo cierto es que Marie es el resultado de un curioso batiburillo genealógico que refleja la profunda sacudida continental de la Revolución francesa y el Imperio de Napoleón. ¿Sabes la primera antepasada de Marie que me llama la atención en ese sentido? Pues nada menos que la en su época célebre princesa Amalie Zephyrine von Salm-Kyrburg.
Hoy en día, Amalie Zephyrine seguramente sea irreconocible para la mayoría, pero tuvo una vida apasionante. Era hija del príncipe Philippe von Salm-Kyburg y de María Theresa de Hornes, heredera del inmenso patrimonio de la casa de Hornes. Esa pareja, teutónica, se había establecido en París, que les parecía la ciudad más vibrante y refinada del planeta. Allí crecieron ocho retoños, entre ellos el futuro príncipe von Salm-Kyburg, Frederick, y nuestra protagonista, Amalie Zephyrine.
Cuando Amalie Zephyrine cumplió veintidós años, sus padres, que habían temido que se le pasase el arroz, la convencieron de que aceptase la propuesta de matrimonio formulada por el erbprinz Anton Aloysius von Hohenzollern-Sigmaringen. Aquel casamiento fue un absoluto fiasco. Amalie Zephyrine no se avenía con Anton Aloysius y, aparte, consideraba "aburrido a morir" el estilo de vida de la pequeña villa suaba que se elevaba en las riberas del Danubio. Estaba tan pero tan harta de aquel panorama que, diez semanas después de haber dado a luz a su primer hijo, Karl von Hohenzollern-Sigmarigen, abandonó el domicilio conyugal para retornar a París. Allí se estableció en el palacio que su hermano Frederick se había hecho construír, denominado hôtel de Salm. La afectuosa protección de Frederick a su rebelde hermana Amalie Zephyrine ni siquiera menguó después de que él se casase con una hermana del esposo abandonado de ella, Johanna Franziska von Hohenzollern-Sigmarigen. Todos juntos convirtieron el hôtel de Salm en uno de los centros de poder del París revolucionario, con un salón frecuentado por la nueva élite social que estaba emergiendo.
Entre esa nueva élite, figuraba el vizconde Alexandre de Beauharnais, reconvertido en general de los ejércitos republicanos. Alexandre ya se había divorciado, en el curso de un sensacional proceso, de su esposa criolla, Josephine Tascher de la Pagèrie, que, no obstante, seguía usando el apellido de Beauharnais en honor a los dos hijos que habían nacido de su unión, Eugène y Hortense. Pues bien: Amalie Zephyrine se convirtió en la amante de Alexandre de Beauharnais, lo que no le impidió trabar amistad con Josephine de Beauharnais.
Las cosas fueron irremisiblemente a peor durante el Gran Terror. La princesa Johanna Franziska, esposa de Frederick, había muerto en 1890, así que se ahorró el trago. Pero Amalie Zephyrine vió como, en breve lapso de tiempo, eran encarcelados su hermano Frederick, su amante Alexandre de Beauharnais y su amiga Josephine de Beauharnais, entre otros allegados. Amalie Zephyrine demostró entereza: además de hacerse cargo de su sobrino, Fred, acogió en su casa a los hijos de los Beauharnais, Eugène y Hortense, en aquella etapa crítica. Vió morir en la guillotina a su querido hermano y a su amante, teniendo que resignarse a que les sepultasen en una fosa común. Hasta años después, ella no tendría ocasión de disponer para ambos honrosas sepulturas.
Lo que quedó para la posteridad fue el agradecimiento de Josephine de Beauharnais a Amalie Zephyrine von Salm-Kyburg. En pleno vertiginoso ascenso social, ya esposa de Napoleón Bonaparte, Josephine nunca olvidó a los que habían sido amables y generosos con ella. Amalie Zephyrine se benefició de esas conexiones, para proteger el patrimonio de su sobrino Frederick y también de su hijo Karl von Hohenzollern-Sigmarigen, a quien no había criado personalmente.
Esas vinculaciones fueron las que derivaron en que Karl von Hohenzollern-Sigmarigen, el hijo de Amalie Zephyrine, se casase con una Murat. Marie Antoinette Murat era hija de Pierre Murat, hermano del general Joachim Murat, y Louise d´Astorg. Ya sabéis todos que Joachim Murat gozaba de la amistad de Napoleón, que le alentó a casarse con su hermana Caroline Bonaparte. De rebote, Joachim y Caroline acabaron intitulándose reyes de Nápoles. En aquella efervescencia de Bonaparte de colocar dentro de los círculos de la realeza a sus parientes y allegados, se organizó el casamiento de Marie Antoinette Murat con Karl von Hohenzollern-Sigmaringen, igual que se organizaría la boda de Stephanie de Beauharnais (una sobrina del difunto Alexandre de Beauharnais) con el príncipe heredero Karl Ludwig de Baden.