A ver, llamadme cortesana, pero yo estoy muy de acuerdo con la parte
"llevar un título real conlleva una serie de obligaciones y deberes". Es que entre esos deberes y obligaciones está o debería estar llevar una vida con arreglo al título que uno porta. Sé que es Dinamarca y que les importa un bledo que sean
modelos, pintores o más vagos que la chaqueta de un guarda, pero repito lo mismo, los derroteros que están tomando algunos chiquillos, no son los ideales para los tiempos que vivimos. El camino Sussex no es el ideal. Título y negocio, mezcla explosiva.
Es decir, imaginemos que los niños Marichalar fuesen infantes de gracia, con sus tratamientos de altezas reales; y que en ese mundo imaginario se dedicasen a las mismas labores que en la actualidad. Yo misma estaría colándome en Zarzuela, para acto seguido aporrear puertas y ventanas hasta que me abriera el Rey en persona y rogarle una retirada de títulos general o particular.
Es que no podemos seguir así. Que estudien, que trabajen, que lleven vidas de anonimato o de exposición pública, pero si no trabajan para la Casa, si no van a medir cada paso que den en sus vidas para evitarle a la Corona quebraderos de cabeza, adiós títulos y tratamientos.
En lo que sí estoy de acuerdo es en el temita de la incoherencia griega y en que las formas no han sido las adecuadas. La prueba está en que Margarita II, toda una reina, ha tenido que salir a dar explicaciones para intentar calmar las aguas. Demuestra cierta ingratitud o quizás no, pues ahora mismo desconocemos los intringulis de esta familia. Creíamos conocer todo, que reinaba la armonía entre ellos y que era el ejemplo absoluto de familia real perfecta, para ahora encontrarnos con esto.