Victoria Luise, bebé, en el regazo de su madre, la kaiserina Dona.
Wilhelm II, káiser de Alemania, se había casado cuando era todavía el príncipe Wilhelm de Prusia con la princesa Auguste Victoria Friederike Luise Feodora Jenny de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Augustenburg. El enlace se había celebrado el veintisiete de febrero de 1881, con la pompa requerida para una boda de un heredero de los Hohenzollern; sin embargo, hasta que se había alcanzado el compromiso que derivó en ese intercambio de votos nupciales, se había producido cierta controversia respecto a la idoneidad de la novia.
En su juventud, Wilhelm había estado "perdidamente enamorado" de una de sus primas hermanas de Hesse-Darmstadt, Elisabeth, denominada por familiares y allegados Ella. Ella, hija del gran duque Ludwig IV de Hesse-Darmstadt y la esposa de éste, nacida princesa Alice de Gran Bretaña e Irlanda, tenía entre sus tías maternas a Vicky, madre de Wilhelm. Se trataba de una de las nietas más hermosas y cautivadoras de la reina-emperatriz Victoria, venerada abuela materna de Wilhelm (lo cual tenía su miga, porque la relación del muchacho con su madre podía considerarse una relación de amor-odio y, aparte, el chico manifestaba una curiosa mezcla de admiración y repulsión hacia el poderío británico). Sin embargo, pese a la adoración que Willy tributaba a Ella, ésta prefirió mantenerle a distancia con el mayor tacto posible. La preciosa Ella no correspondía en absoluto a los cálidos sentimientos de su primo Willy y, de hecho, acabó casándose con el gran duque ruso Sergei "Gega" Alexandrovich.
El joven Willy, a la izquierda, con otro príncipe heredero: Rudolf de Austria.
Una elegante imagen de Ella de Hesse, posteriormente gran duquesa Elizaveta Feodorovna de Rusia, prima hermana y gran amor de Willy.
El chasco que se llevó Willy fue de considerables proporciones. Resentido por la boda rusa de su encantadora prima, mantuvo una fuerte predilección hacia ésta, pero, en cambio, se negó a relacionarse en adelante con el gran duque Sergei: sólo si se encontraban EN PÚBLICO mostraba una lejana cortesía, pero en privado ni se miraban a la cara ni se hablaban. En todo caso, consciente de la necesidad de casarse y garantizar el futuro de la dinastía a la cual pertenecía, Willy se buscó una princesa que no había duda de que le aceptaría de mil amores: Auguste Victoria, llamada Dona por los suyos.
En la familia Hohenzollern y en la cancillería prusiana se produjo un encendido debate. Los Hohenzollern se caracterizaban por revisar puntillosamente el "pedigree" de sus eventuales esposas, y, en ese sentido, había bastante que considerar por lo que se refería a Dona. El padre de ésta se intitulaba Frederick VIII duque de Schleswig-Holstein, pero en realidad su soberanía sobre esos controvertidos ducados se quedaba en agua de borrajas; pertenecía a una rama menor de la casa real danesa y, peor aún, su madre había sido una simple condesa Danneskiold-Samsøe. Respecto a la madre de Dona, Adelheid de Hohenlohe-Langenburg, tenía por progenitor a un oscuro príncipe de Hohenlohe-Langenburg que, para su suerte, se había casado con Feodora de Leiningen, medio hermana mayor de Victoria de Inglaterra. Por tanto, por vía materna, Dona podía ufanarse de ser una sobrina-nieta de la abuela materna de Willy.
Finalmente, se determinó que el background de Dona era "aceptable", por mucho que la tempestuosa hermana preferida de Willy, Charlotte "Charly", siguiese rezongando. El compromiso de Willy y Dona se anunció en público, unos meses antes de que se llevase a cabo la boda.
Willy y Dona, joven pareja.
La madre de Willy, Vicky, acogió con afecto a su nuera, confiando en que esta nieta de la queridísima tía Fidi se mostraría afectuosa hacia ella. Dado que Willy parecía empeñado en incrementar siempre las amargas vicisitudes de Vicky en la corte alemana, la mujer se hizo la ilusión de que la nueva princesa se dedicaría a limar asperezas para que surgiese una etapa de franca conciliación. Pero en ese sentido Dona defraudó las expectativas de Vicky. Estaba tan agradecida a Willy por haberla elegido para convertirse en su futura emperatriz que se amoldó enteramente a la personalidad de él. Se mostraba silenciosa, extremadamente dócil y sumisa por completo: jamás se le hubiese pasado por la cabeza la idea de cuestionarle en lo más mínimo, de plantearle algún velado reproche por una actitud desagradable de él o de tratar de encauzarle en otra dirección a la que él había tomado por su cuenta.
Representar el papel de la mansa y devota esposa que Willy quería le hizo por tanto asumir una actitud distante o desabrida hacia Vicky. En los años siguientes, la principal contribución de Dona a la dinastía consistió en alumbrar hijos con absoluta regularidad. Su primogénito, Friedrich Wilhem Victor Augustus Ernest, al cual denominarían sencillamente Fritz, nació a primeros de mayo de 1882, cuando aún no se habían cumplido quince meses de la boda de los padres. Ese niño regocijó al padre, pero éste insistió en que se hacía necesario reforzar la línea sucesoria, de
modo que la madre se embarazó por segunda vez en el plazo de seis meses. El príncipe Wilhelm Eitel Friedrich Christian Karl (conocido por los nombres Eitel Friedrich) nació recien estrenado el mes de julio de 1883.
Después llegarían Adalbert Ferdinand Berengar Viktor, en julio de 1884; August Wilhelm Heinrich Günther, denominado Auwi, en enero de 1887; Oskar Karl Gustav Adolf, en julio de 1888 y Joachim Franz Humbert en diciembre de 1890. El ciclo de embarazos y partos se cerraría el trece de septiembre de 1893, con el nacimiento de Victoria Luise Adelheid Mathilde Charlotte, la única fémina además de la benjamina de la familia.