Octavius escribió:
Lejos de mi intención defender al indefendible de Iñaki, pero como ya hemos señalado otras veces, aquí falta regulación.
No se puede pedir a un consorte que no trabaje "en nada" para no meterse en líos y huir de acusaciones de enchufado o peor, aprovechado, sin a la vez proporcionarle a esa familia un
modo de vida.
En Inglaterra el duque de Gloucester (por ejemplo) no trabaja, pero es que recibe un sueldo de la Lista Civil y vive en un apartamento de la Reina. A cambio inaugura hospitales, abraza viejas y todas esas cosas que hacen los royals segundones, PERO NO TRABAJA NI COBRA POR SU INFLUENCIA.
¿No haría falta un arreglo similar en España?
Pongamos las cosas en claro: yo antes era muy pero que muy permisiva respecto al origen y trayectoria previa de los hombres que se casan con princesas o infantas, pero el tema Iñaki me ha escarmentado para los restos. Desde mi punto de vista, deberían ser hombres con una trayectoria profesional mínimamente asentada, pero, sobre todo, que tengan perfectamente asimilado desde el principio que van a poder ejercer profesionalmente dentro de unos límites muy definidos. Vamos...no me parece que sea de recibo que enseguida se coloquen, independientemente de lo que "valgan" sus currículo en el mercado, en puestazos dónde cobran por ser vós quien sois, no porque tengan ningún mérito especial. Y no lo digo porque me fastidie personalmente, lo digo porque me parece que, partiendo de ahí, flaco favor acaban haciendo a la imagen de la familia de sus esposas.
Tienen que buscar un perfil profesional que no destaque en exceso, algo que les permita obtener una realización personal y un salario, pero, desde luego, nada de puestazos diseñados a medida para que se lleven un dineral ni menos aún negocios tremendamente controvertidos. Yo soy aún más dura que Anabolena, coincido con ella en que lo que es absolutamente inadmisible es que utilicen sus conexiones para entablar negocios que involucren a administraciones públicas por las que fluye dinero público, pero añadiría que también es inaceptable que se acabe creando la imagen de que "a saber lo que hay por detrás para que una empresa o un grupo de empresarios le paguen por casi nada a un yernísimo". Sé que me pongo muy tajante, pero es que, rayos, si una infanta se casa con un tipo de clase media-alta, ya sabe que se casa con un tipo de clase-media alta y que en adelante van a tener una vida más reducida, en el plano económico, que si se casase con otro royal o con un hipermegamillonario. Lo que no puede ser, pienso yo, es que una infanta quiera tenerlo todo: el marido que a mí me apetezca, independientemente de que se trate de un chico de clase media-alta con una cuenta corriente acorde a esa situación social, pero luego la vida conyugal asociada a un muy pero muy elevado nivel de ingresos, que rebasa ampliamente la situación social de orígen del esposo elegido por amor. Todo no se puede tener en esta vida, nadie puede engañarse al respecto.
Esto me vale para Daniel. Se ha casado con una futura reina de Suecia y ser el más leal punto de apoyo para ella debe ser su trabajo, en su caso a tiempo completo. Querer compaginar esa función con unos negocios que le reporten un patrimonio personal importante, es arriesgarse a que los suecos consideren que se está aprovechando, y mucho, de un vínculo afectivo que el matrimonio convirtió en vínculo también legal. Y las líneas rojas se cruzan muy fácilmente en esos casos, se empieza por unos negocietes auspiciados por gente guapa y rica que nunca le hubiera hecho ni caso de no tratarse del marido de la futura soberana y se acaba...¿cómo? ¿Con una fortuna cuestionable, gestionada por testaferros controvertidos? Hay que tener cuidado con esas cosas porque sientan fatal a la gente común.