El asedio de OrleansEn sus apariciones, las voces le indicaron qué era lo que tenía que hacer. El detonante fue el asedio de la ciudad de Orleans, en octubre de 1428. Se trataba de una de las ciudades más importantes del momento.
Ella trató de recurrir a Robert de Baudricourt, comandante de la guarnición armagnac, establecida en Vaucouleurs, un poco al norte de Domrémy; lo cual hizo mediante su tío, Durant Laxant. Quería obtener una pequeña escolta para ir a buscar al delfín allí donde se escondía, en Chinon. Y es que para eso tenía que atravesar territorio hostil, defendido por los angloborgoñones, en alianza. Así, la Pucelle daría un mensaje secreto al rey que le había sido revelado por las voces.
Transcurrió casi un año hasta que Baudricourt, en enero de 1429, aceptó -ante la insistencia de la joven doncella-, concederle la escolta deseada. Juana ya había hecho un primer intento en la Ascensión de 1428 (el 13 de mayo, según Poulengy), pero había encontrado la resistencia del armagnac. Seguramente hubo otra entrevista a finales de año, hasta que Baudricourt cedió a sus deseos. Durante su posterior juicio, los jueces aprovecharon para discutir sobre las vestimentas de hombre que había usado la joven durante este viaje. La interrogaron sobre el motivo y ella respondió que había sido por orden de Dios, el Cual, de haberle ordenado vestir de otra manera, también lo hubiera hecho. Los jueces le preguntaron si no fue realmente por orden de Baudricourt, afirmación que ella negó rotundamente. Así pues, ella misma valoró positivamente el hecho de haber levado vestiduras de hombre, ya que era el criterio y designio del Divino Hacedor. Asímismo, para persuadir a Robert de Baudricourt, le trasladó aquello que ya corría por boca de todo el mundo: que la virgen de Lorena salvaría el reino perdido por una mujer (seguramente refiriéndose a la hija póstuma del difunto rey Carlos IV).

Pintura de Juana de Arco dejando Vaucouleurs, hecha por Scherrer
Imagen cortesìa de maidofheaven.com