Busto de Popea Sabina.
Pienso que, como un acto de justicia hacia Popea Sabina, habría que recordar siquiera brevemente las circunstancias que jalonaron su infancia y adolescencia. Su padre, Titus Ollius, no parece que haya podido alardear de un notable árbol genealógico. Poseía cierta relevancia social derivada de su cargo de cuestor, que alcanzó en el reinado de Tiberio gracias a alguna conexión no suficientemente establecida con Lucius Aelius Sejanus, o Sejano, para entendernos, el poderoso "valido" de ese emperador que temiendo y odiando a la vez la ciudad de Roma prefería vivir en la isla de Capri. Puesto que Tiberio vivía para sí mismo en Capri, Sejano era quien manejaba los hilos del poder en Roma y, desde luego, colocaba a hombres de su confianza en las principales ciudades itálicas. Titus Ollius, uno de sus partidarios, se encontró de pronto convertido en cuestor en Pompeya, un cargo que, para hacernos una idea, equivaldría al de un jefe de policía.
Titus Ollius se había casado con una mujer llamada Popea Sabina, que parece haber sido una belleza aparte de que constituía lo que se suele catalogar como "buen partido". El padre de Popea Sabina la Mayor, Cayo Popeo Sabino (o Gaius Poppeus Sabinus, a gusto de cada cual), tenía antecedentes bastante humildes, por lo que parece, pero se había distinguido como militar. Cayo Popeo Sabino había recibido el mandato de disciplinar regiones como Moesia y Tracia, antes de convertirse en un administrador imperial en Grecia, lo que le confirió prestigio y dinero. Por tanto, cuando Titus Ollius se casó con Popea Sabina, hija del administrador de Grecia, y, a la vez, se hizo amigo de Sejano, se situó mejor de lo que hubiera podido esperar: dejó de ser un simple soldado pretoriano, pasó a ser cuestor en Pompeya.
Así que, mirándolo desde una óptica
moderna, tenemos a un tipo decidido y ambicioso que se casa con una hermosa muchacha con un padre "hecho a sí mismo" hasta ocupar una posición ventajosa y, a partir de ahí, el flamante matrimonio prospera en la elegante y sofisticada Pompeya. Pero fue una prosperidad de corta duración. Apenas un año después de que naciese la hija de ambos, Popea Sabina la Menor (=nuestra Popea Sabina) se produjo la gran caída en desgracia de Sejano. Y la caída en desgracia de Sejano arrastró, en un efecto dominó, a sus partidarios, incluyendo el cuestor de Pompeya Titus Ollius.
Al quedarse viuda con su hijita, Popea Sabina la Mayor tuvo la protección de su padre. Pero, desde luego, tenía que haber sido un trauma vivir de cerca las consecuencias de la caída de Sejano. A decir verdad, aquel fue un drama imperial de grandes proporciones que hoy cuesta imaginar. Tiberio recibió la denuncia de que su favorito Sejano conspiraba para acabar haciéndose a sí mismo césar: supuestamente, Sejano se acostaba con Livilla, esposa de Druso, hijo de Tiberio; los amantes habrían asesinado a Druso, para colocarse más cerca de la sucesión cuando algún mal le sobreviniese al emperador, que tenía sus años y llevaba una vida extremadamente disoluta en la isla. Tiberio no se anduvo con miramientos. La madre de Livilla, la gran Antonia, hija de Marco Antonio con Octavia y por tanto miembro de la familia imperial, recibió la venia para ocuparse de castigar discretamente a la muchacha: o bien ésta recibió el mandato de suicidarse o, según otra versión más elaborada, la madre la encerró a cal y canto en una pequeña habitación oscura para que muriese de hambre y sed, en un espantoso suplicio. Sejano fue asesinado. La esposa de Sejano, Apicata, tuvo tiempo de sucidarse para que no la asesinasen. Los hijos de la pareja fueron masacrados. La hija, Junilla, era una pre-adolescente todavía virgen y como la ley prohibía matar a las vírgenes, su verdugo la violó antes de darle muerte. En resumen: una tragedia. Por toda Italia se perseguía a los partidarios de Sejano. Titus Ollius fue uno más de muchos que pagaron el pato de su anterior amistad con Sejano. Popea Sabina, su mujer, se libró gracias a que era hija de Cayo Popeo Sabino, pero seguramente le quedó una sensación de angustia que tal vez compartiría con su hijita Popea Sabina años después.
La siguiente referencia importante que encontramos sobre Popea Sabina la Mayor también es trágica...
Popea Sabina la Mayor tuvo que suicidarse cuando su hija Popea Sabina contaba diecisiete años. La madre, viuda de Titus Ollius, no se había mantenido célibe. Con el tiempo, había iniciado una apasionada aventura con Valerio Asiático. Valerio Asiático parece haber suscitado el interés de Mesalina, la bella esposa del entonces emperador Claudio. Algunos autores sugieren que Mesalina no estaba tan deseosa de llevarse a Valerio Asiático al catre como de verle condenado a muerte, sus bienes confiscados a la vez, por el capricho de obtener una villa rodeada de espléndidos jardines de aquel aristócrata. Fuese como fuese, Mesalina tejió una red de intrigas que llevó a Valerio Asiático a morir ejecutado. Sin haberse metido en ninguna conspiración de ningún tipo (supongo que ni ganas tendría visto lo que había pasado en la época de Sejano...), Popea Sabina la Mayor hubo de abrirse las venas coincidiendo con la ejecución de Valerio Asiático para no verse públicamente deshonrada.
En resumen...si nos paramos a pensarlo, Popea Sabina (la nuestra) tuvo que aprender deprisa viendo las calamidades que se habían abatido sobre un padre al que no recordaba y a una madre a la que no olvidaba. Para entonces, debía tener muy claro que la única forma de estar a salvo era contar con protectores de gran influencia y/o detentar el máximo poder...