En el año 1984 murió Anna Anderson, la que afirmaba ser Anastasia, así que se aprovechó de publicar ésta historia basada en el libro Nicolás y Alejandra de Robert Massie.
NICOLAS Y ALEJANDRA
Últimos zares de Rusia, vivieron una apasionada historia de amor. El sufrimiento, si embargo, los acompañó toda la vida. Un hijo enfermo, un monje loco que intervino en el gobierno y la revolución, forman parte de ésta historia que culminó en un horroroso final.
A los 21 años, Nicolás Romanov era un joven esbelto, de cara cuadrada y ojos grises. Había heredado el encanto de su madre, era afable, tranquilo y cariñoso. Sus días transcurrían placenteramente entre la opera, los bailes y los viajes, ya que como su padre, el zar Alejandro III, era aun joven, nadie se había ocupado de prepararlo para el día en que heredara el trono. Tenía un buen adiestramiento militar, pero se encontraba muy alejado e la función gubernativa y el propio zar lo consideraba con poco carácter.
En esta época llegó a pasar una temporada a San Petersburgo una princesa alemana de 16 años. Cuñada del gran duque Sergio. Se llamaba Alix de Hesse Damstadt, era nieta de la reina Victoria, tenía un largo pelo rubio y ojos azules inteligentes. Nicolás fue presentado, y durante las 6 semanas que ella estuvo en Rusia pasearon juntos, acudieron a los bailes de la nobleza y patinar en hielo a los parques de San Petersburgo. Al irse ella, Nicolás escribió en su diario: "Mi sueño es casarme algún día con Alix".
Sin embargo, no era nada de fácil que el heredero concretara su sueño. La alta sociedad rusa no compartía el embeleso de Nicolás por esta joven que había dejado la impresión de ser demasiado tímida, nerviosa y altanera, además de que los alemanes no eran bien mirados en Rusia. Los zares, por su parte, aspiraban a que su hijo se casara con alguien más encumbrado de las casas reinantes de Europa, y Nicolás, desde sus primeras insinuaciones, encontró una fuerte oposición de sus padres.
Los 5 años siguientes transcurrieron entre viajes de Nicolás a ver a Alix e intentos de la zarina Maria de encontrarle a su hijo una candidata que le interesara. Pero, como el joven había declarado que no se casaría con nadie si no lo hacia con Alix, al llegar 1894, y enfermarse seriamente Alejandro, los zares consideraron que por lo menos había que dejar al heredero casado. Pocos días después Nicolás salio hacia Alemania a pedir la mano de Alix.
El matrimonio habría de celebrarse con toda la pompa en San Petersburgo. Pero antes de que se acercara la fecha, el zar Alejandro III se agravó notablemente.
Diez días después de la llegada de Alix, a Rusia, Alejandro III murió. Nadie mejor que Nicolás entendió el alcance de su muerte. Tomando a su cuñado del brazo lo llevó a un salón de abajo y lloró desconsoladamente. Sabia que ahora él era el emperador y el peso de su carga lo sofocaba. "¿Que voy a hacer?, decía, ¿Que nos va a ocurrir a mi, a Alix, a toda Rusia? No estoy preparado para ser Zar. Nunca quise serlo. No sé nada del arte de gobernar..."
En medio del dolor general, Alix la princesa alemana de 22 años, se convirtió del protestantismo a la fe ortodoxa y tomó su nuevo nombre de Alejandra. Y una semana después del funeral, el 26 de noviembre de 1894, Nicolás y Alejandra se Casaron.