Así que ya veis...Nikolaus era el único que seguía SOLTERO de todos los Nassau-Weilburg. Había sido el potencial heredero de su medio hermano y primo mayor Adolph desde la muerte de Moritz hasta que Adelheid había tenido a su primogénito, el príncipe Wilhelm. A las alturas temporales en las que nos movemos ya...digamos 1867, Adolph no tiene un ducado que legar (lo ha perdido en la guerra dichosa) y aunque lo hubiese tenido, ya hay dos hijos varones, Wilhelm y Franz Josef -aparte una niña, Hilda, sin derechos sucesorios, claro-.
Por lo tanto, Nikolaus estaba libre de responsabilidades respecto a un trono y una dinastía. No consideró que mereciese la pena sacrificar su propia felicidad cuando volvió a encontrarse y a renovar su pasada atracción amorosa hacia Tasha Pushkina Dubelt, envuelta en aquel difícil proceso de divorcio de un marido que insistía en que, cuando menos, se le otorgase a él la custodia de la menor de los tres hijos comúnes, la pequeña Ana.
Ahora viene un poco de lío, porque, según diversas fuentes rusas, el 1 de julio de 1867, en la ciudad de Londres, Nikolaus Wilhelm de Nassau-Weilburg se casó con Tasha. Sin embargo, este matrimonio, de haberse producido en esa fecha, tendría validez legal igual a un cero a la izquierda, porque los documentos oficiales del divorcio de los Dubelt no fueron sellados hasta 1868. Algunas fuentes sitúan el matrimonio (¿el primero?¿un segundo?) en el verano de 1868, en Ginebra, Suiza, coincidiendo con el nacimiento de la primera hija de la pareja, una niña que se llamaría Sofía. Previamente a esta boda y nacimiento de Sofía, Nikolaus había rogado a su cuñado Waldeck-Pyrmont que otorgase a su esposa morganática, extensivo a la descendencia común, el título de condesa de Merenberg, alusivo a una antigua fortaleza erigida en tierras de Nassau. Por tanto, de cara al mundo, Tasha era ahora la condesa Natalia von Merenberg y su pequeña hija era Sofía de Merenberg.
Tasha, condesa de Merenberg.
La pareja y la niña Sofía se establecieron en 1869 en Wiesbaden, que sería su lugar de residencia principal. Concretamente, ocuparon una lujosa casa, denominada Villa Heemskerck, que venía siendo el número catorce de la calle Sonnenberger.
Allí nació, en diciembre de 1869, la segunda hija de la pareja, Alexandrine de Merenberg. En febrero de 1871, Tasha daría a luz, por fín, un varón: Georg Nikolaus de Merenbeg.
Aunque vivían en Wiesbaden, visitaban a menudo Merenberg, en Nassau, y seguían con la tradición de viajar frecuentemente, a Suiza o al Sur de Francia. Tenían una excelente relación de familia con Adolph y Adelheid, pero también con los Waldeck-Pyrmont y con la princesa Sofía de Suecia. Sofía era una mujer de salud delicada, pese a que desde la niñez había tratado de fortalecerse con los paseos vigorizantes, la equitación e incluso la práctica de la esgrima; cuatro partos sucesivos la habían dejado hecha unos zorros y buscaba constantemente climas más cálidos, así que a menudo viajaba a Niza y Cannes, dónde con frecuencia la visitaban Nikolaus y Tasha con sus criaturas. Lo del Sur de Francia se mantuvo en el tiempo, incluso cuando los niños Merenberg alcanzaron la primera juventud. En cambio, los viajes a Rusia fueron pocos, de tarde en tarde y breves en cuanto a su duración, pese a que Tasha hizo que hablasen ruso desde la infancia y tuviesen el concepto claro cristalino de que eran nietos de Aleksandr Pushkin.
Aprovecho para decir que tengo tannnnta curiosidad por esta vida, que hasta me estoy planteando hacerme con este libro...
Y eso que leer alemán representa un rompecabezas para mí. No he podido encontrar, por desgracia, esa foto de Tasha, que es bien bonita, excepto en tamaño diminuto:
Ya me diréis si no es mala suerte...
Pero si os puedo contar que en 1875, Tasha de Merenberg se metió en un bonito lío con su familia después de que decidiese autorizar la publicación de las famosas cartas de Pushkin a Natalia Gontcharova. Tasha no confió la tarea en cualquiera, sino que recurrió a Turgenev porque sabía que éste echaría el resto en la edición de la obra. Probablemente ella esperaba contribuír así a engrandecer la leyenda romántica en torno a su padre, pero el caso es que NO consultó previamente ni a sus hermanos, Aleksandr y Grigori, ni a su hermana Masha. Cuando la obra salió a la luz, llovieron críticas, porque se consideró un exhibicionismo vulgar de la privacidad de Pushkin y Gontcharova; adicionalmente, los hermanos Pushkin montaron en cólera respecto a Tasha y el asunto fue particularmente penoso para Aleksandr, que en ese período había perdido a su querida esposa Sofía Lanskaya. Al cabo de un tiempo, probablemente para hacerse perdonar, Tasha se quedó para sí solamente las once cartas que Pushkin había dirigido a su Natalia durante el noviazgo, pero entregó a su hermano Aleksandr las sesenta y cuatro cartas escritas ya "de marido a mujer", que contenían material potencialmente más delicado. Aleksandr acabó donándolas a la nación.
También a mayores, en 1877, otro escándalo salpicó a Masha, la hermana mayor de Tasha. Masha había vivido con su marido el general primero en Tula y después en Moscú: precisamente durante la estancia en Tula, el gran Tolstoi vió en cierta ocasión aparecer a la hija mayor de Pushkin vestida de negro y adornada de violetas, una imagen que le inspiró la apariencia de la que sería su heroína inmortal, Anna Karenina. El matrimonio, que carecía de hijos, acabó distanciándose y Masha vivía por su cuenta, pasando mucho tiempo con sus hermanas Lanskaya. Pero en 1877, en un sensacional proceso contra la corrupción administrativa, el general Hartung se vió acusado de haber participado en una malversación de fondos públicos y sometido a juicio. El hombre se sintió tan injuriado y maltratado que, durante el proceso, decidió quitarse de enmedio pegándose un tiro, dejando tras de sí una carta en la que decía brevemente:
"Yo ... no he robado nada y perdono a mis enemigos". Masha se sintió destrozada por el suicidio de Hartung y con considerable amargura explicó a sus familiares que él había perdonado a sus enemigos antes de morir, pero que ella, por su parte, ni los perdonaba ni los perdonaría jamás por haber empujado a la muerte a "un hombre honesto". A partir de entonces, Masha se dedicaría sobre todo a participar en la crianza de los niños huérfanos de su hermano Aleksandr y de los dos hijos Dubelt de Tasha, manteniendo la costumbre de pasar mucho tiempo con las Lanskaya.