Iselen escribió:
La tercera fuerza presente en territorio occitano es la Corona de Aragón, y los reyes aragoneses sí que tienen lazos fuertes y gran influencia en la zona, más que el rey de Francia, su señor natural. Debéis tener en cuenta que los Pirineos no eran una frontera ni un obstáculo insalvable, no se convirtieron en "barrera política" hasta finales del siglo XIII. Las dos vertientes pirenaicas habían compartido un reino visigodo, la invasión musulmana, el dominio de Carlomagno y hasta pertenecían al mismo obispado en la zona occidental: Narbona. Alfonso X el Sabio seguía considerando a la Galia Gótica parte de Espanna. Las relaciones entre Occitania y Aragón siempre fueron muy estrechas, sus guerreros lucharon en la Reconquista y sus colonos se asentaron en el norte de la Península y a lo largo del Camino. En el Alto Aragón y en Navarra había tanta población occitana que parte de las ordenanzas de las ciudades de Jaca (1228) y Estella (1280) se redactaron en lengua provenzal. Por no hablar de los trovadores, los reinos hispanos fueron los más visitados por las grandes figuras del momento: Pèire Vidal, Aimeric de Peguilhan, Giraut de Calanson o Uc de Saint Circ. Los últimos representantes del movimiento trovadoresco trabajaron ya para Alfonso X el Sabio.
No vamos a tirar de orgullo patrio y tratar de "hispanizar" el sur de Francia pero tampoco vamos a hacer como los gabachos y minimizar, o ignorar directamente, la influencia transpirenaica en la región. Sino ¿cómo explicamos la muerte de un rey de Aragón en Toulouse?

La realidad es que los señores occitanos de los siglos XII y XIII miraban más al sur que al norte. Sin ir más lejos allá por el año 1135, en León, el conde Alfonso Jordà de Tolosa y Guillermo IV de Montpellier, junto a otros barones de la zona, prestaron homenaje a Alfonso VII el Emperador. ¿Y sabéis por qué el conde de Tolosa se llamaba Alfonso? Porque era el nieto de Alfonso VI, hijo de su hija Elvira de Castilla.
Otro ejemplo: en 1112 Ramón Berenguer III de Barcelona se casó con Dulce, heredera de Provenza, extendiendo la influencia del condado hispano al sur de Francia (los condes de Barcelona desplegaron una estrategia matrimonial brillante en la zona uniéndose a las familias de Bearn, Foix, Besalú, Cerdaña o Narbona) Por no hablar de Aragón, Ramiro I tuvo dos esposas del sur de Francia y Pedro I se casó con una hija del duque de Aquitania. El conde de Tolosa y el vizconde de Trencavèl prestaron homenaje a Alfonso I el Batallador mientras que los señores de Narbona, Bearn y Bigorra combatían a su lado en el valle del Ebro.
Así que podemos hablar sin miedo a equivocarnos, y por mucho que les repatee el hígado a los franceses hoy en día, de un mundo hispano-occitano en la Provenza del siglo XII, un mundo que a principios del siglo XIII ya se estaba desmoronando y que la batalla de Muret vino a rematar.
Tampoco se puede decir que la vida de estos señores fuese una fiesta continúa. Las casas de Barcelona y Tolosa se pasaron el siglo XII dándose palos, en la llamada por los franceses Gran Guerra Meridional, que duró 100 años como la inglesa. Los hispanos llevaban las de ganar, sobre todo después del matrimonio de Petronila y Ramón Berenguer IV. Su hijo, Alfonso el Trovador, era un tipo inteligente que consolidó su dominio en la zona convirtiendo a la Corona de Aragón en la potencia hegemónica del sur de Francia.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.