[quote author=glorisabel
Felicidades, Kalli, por el delicioso manjar con que nos obsequias a todos los interesados en la historia mediante este blog de la infeliz "Mousseline". Como decimos aquí en mi país, está súper chévere. Sin embargo, creo que nuestra querida Wilhelmina de Holanda está algo abandonada. ¿Cuando vas a continuar con ese tema?
Me gustaría hacer una pequeña aclaración: el Delfín Louis-Joseph-Xavier no participó en el desfile de la inauguración de los Estados Generales. Tengo entendido que ya estaba muy enfermo y no se sostenía ni en pie ni sentado debido a la curvatura de su espina. Para entretenerlo, le colocaron entre almohadones y cobijas en una ventana desde donde podía ver la procesión lo más cómodamente posible. Al pasar sus padres, sonrió débilmente y les dijo adiós con su manita. María Antonieta le devolvió el saludo con una sonrisa, haciendo acopio de todas sus fuerzas para que no se le saltaran las lágrimas que llenaban sus ojos. Al cabo de un mes, ya había muerto. ¡Pobre madre, que ya había enterrado a su pequeña Sophie-Beatrix cuando aún no había cumplido su primer año de vida!
Muchísimas gracias por esa aclaración, Glorisabel, que, además, es absolutamente correcta

El pequeño gran hándicap de estos foros es que son absolutamente improvisados: me siento delante del ordenador, me conecto y empiezo a escribir consultando montones de fichas, algunas plagadas de abreviaturas o de frases tomadas no a boli sino a lápiz bastante borrosas ya. Tal y como presenté los hechos, se podía ver al pobre niño enmedio de la amplia procesión por Versalles cuando en realidad su penoso estado de salud le forzó a observar parte de los eventos programados desde una ventana
Coincido plenamente con tu última frase: ¡pobre madre!. La mujer llegó a Meudon a tiempo para sostener la manita del hijo que se le moría, pero su marido no pudo estar presente debido a la serie de acontecimientos (aunque sí había acudido la tarde anterior al día en que se produjo el fallecimiento del delfín). Luego, una vez muerto el niño, la tradición se impuso por completo, una tradición que impedía a los reales progenitores participar en las exequias.