Éste señor que posa en actitud muy regia...
...fue el duque Karl Friedrich de Baden. Hijo del príncipe heredero de Baden-Durlach y de la legítima esposa de éste, perteneciente a la casa de Nassau, Karl Friedrich se había convertido en margrave de Baden-Durlach en 1746. Baden-Durlach hacía frontera con otro territorio de mayor importancia, Baden-Baden, en el que regía la línea principal del linaje paterno de nuestro protagonista: la línea bernardina. Pero en 1771, cuando se extinguió la línea principal, Baden-Baden pasó también a manos de quien hasta entonces había sido simple margrave de Baden-Durlach. Por tanto, a partir de 1771, Karl Friedrich, unificados el ducado y el margraviado, pasó a intitularse, sencillamente, gran duque soberano de Baden.
Para cuando sucedió esto, Karl Friedrich llevaba veinte años casado con la princesa Karoline Luise de Hesse-Darmstadt, quien le había proporcionado tres hijos varones y una hija. Puesto que existían tres hijos varones (Karl Ludwig, Friedrich y Ludwig) la sucesión de Karl Friedrich parecía completamente asegurada. Pero el destino, desde luego, puede mostrarse bastante retorcido, como veremos dentro de nada...
Para cuando Karoline Luise se murió, Karl Friedrich ya tenía cincuenta y cinco años. El mayor de los hijos de ambos, Karl Ludwig, estaba felizmente unido desde hacía nueve años a una sobrina de su madre: Amalie de Hesse-Darmstadt. Contaban para entonces con CINCO hijas, pero aún no había trazas del ansiado varón. Friedrich y Ludwig, los hermanos menores de Karl Ludwig, aún permanecían solteros.
Y, a esas alturas, a Karl Friedrich se le antojó contraer segundas nupcias. Resultaba que se había encaprichado por completo con una de las damas de su difunta esposa Karoline Luise. La dama se llamaba (curioso) Luise Karoline. Luise Karoline Geyer von Geyersberg, para ser exactos. Pertenecía a la nobleza badense, razón suficiente para que se hubiese incorporado al séquito de jóvenes aristócratas que habían atendido a la fallecida gran duquesa.
Luise Karoline, CUARENTA años menor que Karl Friedrich, atrapó al vuelo su oportunidad de medrar socialmente. Ya que el gran duque estaba coladito por sus huesos, no pensaba contentarse con interpretar el papel de "maitresse" oficial, sino que quería convertirse, al menos, en esposa morganática. El asunto no resultó del agrado de los tres hijos varones de Karl Friedrich, ni de su única nuera, esposa del heredero, que, para ese tiempo, había cumplido dando a luz, tras las cinco niñas consecutivas, dos niños: uno de los principitos falleció sin alcanzar su primer cumpleaños, pero el segundo sobrevivía.
Sin embargo, Karl Friedrich estaba tan infatuado con Luise Karoline que la muchacha se salió con la suya. Se celebró un matrimonio
"zur linken Hand", que hizo de ella la flamante baronesa Hochberg. Al cabo de unos añitos, la baronesa Hochberg se elevaría al rango de condesa Hochberg.
Se entendía que los retoños que pudiesen brotar de ese enlace
"zur linken Hand" carecerían de derechos al trono de Baden. La sucesión estaba reservada a la descendencia masculina de Karl Friedrich y la que había sido su mujer, la princesa Karoline Luise. Karl Ludwig era el heredero. Tras él figuraba su único varón, el principito Karl (Amalie, la mujer del heredero, aún tendría otro vástago pero se trataría de la sexta niña...). Por si se malograba el principito Karl, estaba el hermano que seguía en edad a Karl Ludwig, Friedrich, quien acabaría casándose (después de la boda morganática del augusto padre) con una princesa de Nassau-Usingen. Después de Friedrich, venía el príncipe Ludwig.
Los Hochberg (pues así se mencionaría a los críos de la condesa) quedaban al margen. El hecho molestaba, y no poco, a la ambiciosa Luise Karoline, pero, mientras hubiese varones de la línea principal, no había nada que hacer. Así que rechinó los dientes...y esperó a que evolucionasen los acontecimientos, rezando para que los designios de la Providencia coincidiesen con sus deseos. Luise Karoline confiaba en las posibilidades -que parecían tan remotas...- de sus hijos: Leopold, Wilhelm y Maximilian. Su niña, Amalie, obviamente no hubiese contado de ninguna manera al tratarse de una fémina.
Y aunque casi sea imposible creerlo, Luise Karoline ganó aquella partida intricada. Porque a Karl Friedrich le sucedería no su hijo Karl Ludwig, dado que éste falleció antes que el padre, sino su nieto Karl, que, casado con la francesa Stephanie de Beauharnais, consiguió solamente tres hijas aparte de un niño muerto a los quince días de haber nacido. Así que a Karl le heredó su tío Friedrich, quien carecía de descendencia de su enlace con Christiane de Nassau-Usingen. Ludwig, el tercer varón del primer matrimonio de Karl Friedrich, no heredó porque murió antes que su hermano; pero tampoco se había casado adecuadamente, sino morganáticamente, por lo que tocó a su fín la línea dinástica de Baden...