AITOR escribió:
Primero, no sabemos a ciencia cierta quien era o es el dueño del aderezo, quiza fue obsequio de bodas de Marina para Katherine, pero tambien pudo haber sido para su hijo...
Seguramente lo heredaría el hijo directamente. Marina era de la opinión de que a una mujer las joyas se las tenía que comprar su marido. Es una opinión que está publicada y es de fiar, por lo que la lógica sugiere que los zafiros Cambridge fueran a parar a manos de Eddie.
AITOR escribió:
Tiendo a pensar que quiza la familia estaba corta de efectivo y se vieron obligados a vender parte del aderezo (la Tiara) y como dije antes, no me extrañaria que la hayan ofrecido a la Reina en primer lugar...
Me inclino a estar de acuerdo contigo. Los impuestos de sucesión en Inglaterra son salvajes y no serían los primeros en haber tenido que vender tesoros familiares para ponerse al día con Hacienda. Los niños de Princess Margaret hicieron lo mismo el año pasado.
En cuanto a vender joyas a la Reina para que esas piezas no salieran de la familia, también se sabe que Lilibet ha dicho más de una vez "ya hay bastante en los cofres" ("we have enough in the vaults") y que su política es contraria a la recompra de joyas de la familia. Por favor, si tiene toneladas de cosas que jamás ven la luz, como para comprar más!
AITOR escribió:
yo creo que todo este asunto mas tiene que ver con las Libras Esterlinas que con odios familiares y las Libras seguramente las manejaba el Duque... Amen de que Marina fuera o no, como se ha dejado entrever, bastante "odiable"
Es muchísimo más divertido pensar que Marina era una arpía y que Kate destrozó la parure en venganza por incontables humillaciones. La imagen de los Kent circulando por su casa con una daga en la boca por si se encontraban con Marina en un pasillo es sugestiva, pero no sirve para explicar lo de las joyas, creo yo. Una vez muerta Marina, poco le iba a fastidiar que Kate hiciera de su capa un sayo con los tesoros familiares. Ya lo dice el refrán: el muerto al hoyo y el vivo a empeñar los zafiros.
Seguramente pensaron que el aderezo era demasiado aparatoso para los tiempos que corrían y que vendiendo una parte se iba a sacar un piquito y quitarse a Hacienda de encima. No tuvieron en cuenta a un grupo de perturbados que discuten obsesivamente sobre SUS joyas familiares (nosotros) y esto es algo que nos va a costar perdonar a los Kent.
Os recomiendo una copita de dubonnet para que se nos vaya pasando el disgusto de saber que nunca más veremos ese aderezo tal y como nos deslumbra desde las viejas fotos de Queen Mary.
