Dos fotos que no son nada raras, pero creo que no teníamos subidas al tema, de la infancia de Dona. Ella sola...
...y con sus hermanos Calma, Jaja y Ernst Günther:
Hace poco, muy poco, leyendo acerca de la juventud de Willy, encontré un extenso relato acerca del asunto "buscando novia para Willy" que me hizo comprender mejor la actitud de sumisa deferencia que mostraba Dona hacia el que fue su marido. Ya sabéis que Dona nunca ha sido plato de mi gusto, pero pienso que con los personajes, gusten más o menos, hay que intentar lograr un grado de empatía. Por eso os lo comento ahora, jajaja.
No resultaba nada facilito encontrarle novia a Willy, de hecho resultaba archidifícil. Fritz y Vicky, sus padres, lo resumieron de la siguiente manera:
“Considerando posibles novias para nuestro hijo, debemos señalar que no hay en las casas reales princesas disponibles. En Inglaterra, las princesas que hay son demasiado jóvenes, y están demasiado estrechamente emparentadas con él. En Suecia y en Dinamarca no tienen princesas. Nuestro hijo no puede casarse dentro de la católica casa de Austria o la de Sajonia y tampoco en la de Rusia, pues la posición aquí de una novia perteneciente a la iglesia católica o griega ortodoxa sería insostenible”.Había que buscar, a la fuerza ahorcaban, en el elenco de princesas de las casas principescas germánicas, excluyendo Baden y Hesse por el parentesco con el mozo. Pero cuando se pusieron a revisar la lista de potenciales consortes, surgieron pegas para casi todas. Por ejemplo: Helene de Mecklenburg-Strelitz, la hija del último duque Georg de Mecklenburg-Strelitz fue definida por Vicky como
“sickly, not pretty and completely Russian”, o sea, enfermiza, no bonita y completamente rusa, aunque esto último, digo yo, era comprensible teniendo en cuenta que la muchacha tenía por madre a la gran duquesa Catalina Mikhailovna. Otro ejemplo: Elisabeth Alexandrine, la hija del gran duque de Mecklenburg-Schwerin era
“too young and too sickly”, demasiado joven y de salud quebradiza. Tecla, la hija que le quedaba soltera al príncipe Adolf de Schwarzburg-Rudolstadt, era
"dimwitted", traducible como "de pocas luces", y poco agraciada físicamente. Elisabeth, hija que le faltaba por colocar en el mercado matrimonial al gran duque Karl Alexander de Saxe-Weimar, se consideró demasiado vieja, mientras que una prima de ésta, Olga, hija del príncipe Hermann de Saxe-Weimar, se juzgó demasiado joven. Marie Anne, hija del príncipe Moritz de Saxe-Altenburg, era
“very pretty, but very delicate and sickly”. Mientras, Alexandra, la hija del duque de Anhalt era descrita crudamente como
“too young and mentally a late developer”. Hilda de Nassau hubiera sido una novia encantadora, pero Vicky era consciente de que el duque Adolf nunca les entregaría a su preciosa niña, porque les tenía a los Hohenzollern una tremenda inquina. En palabras de Vicky, Adolf
"stresses the enemity with us very sharply and brusquely”.
Vamos, que con tanto ir poniendo etiquetas desfavorables a unas y otras, al final era lógico que la atención recayese en las niñas Augustenburg. Aún así, la cosa estaba complicada, porque los Hohenzollern eran muy puntillosos con el linaje impecable de sus consortes. El duque, padre de Dona, era hijo de una simple condesa Luisa Sofía de Danneskjold-Samsøe, descendiente "por el lado equivocado de la cama" del rey Christian V de Dinamarca a través de su querida más famosa, la Moth.
Para tratar de despejar las nubes, Dona y su hermana Calma realizaron un viaje "secreto", a principios de julio de 1879, a la ciudad balneario de Bad Ems, en Renania, dónde tomaba las aguas el kaiser Wilhelm, abuelo paterno de Willy. El kaiser escribiría después a su hijo Fritz:
“He visto a ciertas jóvenes damas y las encontré a ambas muy agradables, aunque la segunda [Calma] es más guapa que la primera [Dona]. Es naturalmente difícil suponer las cualidades interiores en base a esa clase de entrevues”. Willy quemó otro cartucho mandando a Dona a la Residenzschloss de Coblenza, dónde veraneaba su abuela la kaiserina Augusta. Esta vez, para evitar comparaciones nada gratas con su hermana Calma, Dona viajó acompañada por su tía paterna Amelie, apodada Malo. Augusta fue más receptiva que Wilhelm, pero aunque el visto bueno de la kaiserina tuviese cierta relevancia, había que esperar a que se pronunciase el kaiser.
Medio año...medio año más...tardó el kaiser en pronunciarse a favor. Lo hizo después de solicitar informes al prestigioso Profesor Schultze, de la Universidad de Heidelberg, sobre si el linaje de la novia podía resistir un escrutinio cuidadoso del resto de los Hohenzollern, y después de haber encargado a Schultze y Bismarck un extenso dossier sobre los aspectos políticos de aquel matrimonio.
Mientras todo esto sucedía, durante meses y meses, Willy y Dona no tenían permitido escribirse, tampoco verse sin la presencia de sujetavelas. Y Dona, con su futuro en el aire, vivía una situación tremendamente dura desde el punto de vista emocional en Primkenau. Su padre, el duque, estaba gravemente enfermo, prácticamente en estado terminal, aguantando algunos días más en el mundo gracias a un agresivo tratamiento con arsénico. Su madre, Ada, daba muestras de creciente inestabilidad mental. A través de la condesa Reventlow, dama de compañía en Primkenau, el barón Stockmar (sí, nuestro Stocky) se enteró de que Ada mostraba un temperamento cada vez más hosco y desagradable, que derivaba en una extraña animadversión a su hija mayor. Según Stockmar, Dona aguantaba mansamente las escenas tormentosas que le montaba Ada. Vicky, destinataria de los comentarios de Stockmar, llegó a rezar para que "la pobre Dona" pudiese ser "liberada" por Willy de aquella durísima situación.