Comenzaré por el medio. Es decir por la princesa Irene.
La princesa Irene de Grecia, segunda hija de los reyes Constantino I y Sofía de Prusia, y conocida en familia como Tittum o Tim estuvo muy unida desde la infancia a su hermana mayor, la princesa Helena, y su vida no fué más dichosa que la de ella.Tambien muy cercana a su hermano el rey Pablo, fue asidua de las reuniones familiares en Atenas y, por tanto fue otro de los referentes de infancia y juventud de la reina Sofía de España.
Irene nació en Atenas el 13 de febrero de 1904, y aunque no era especialmente bella, sí era alta, esbelta y tení el porte elegante de las princesas griegas de su generación. Su educación, com la de todos sus hermanos, había recibido una fuerte impronta inglesa que le llegaba de su madre la reina Sofía. También, junto con sus padres y hermanos, sufrió los diferentes exilios de la familia real griega. Se cuenta que durante el primer exilio no dejó de llorar en la cabina del barco que los sacaba de Atena. Aún muy joven acompañó a su hermana Helena en su primer visita a Bucaret para conocer al prometido de ésta, el príncipe Carol, y en los años siguientes su vida estuvo dividida entre Florencia, donde vivía su madre, Atenas donde reinaba su hermano, y las frecuentes visitas a distintas cortes de Europa, en especial la de Rumania. Después tras la muerte de su madre, pasó largas temporadas en Fiesole, en la magnifica Villa Sparta que su hermana Helena había comprado al exiliarse de Rumania.
Todavía soltera, Irene sentía que Italia era más segura que la siempre inestable Grecia y la presencia de su hermana y los bellos jardines y campos de olivos de Toscana eran un lugar donde encontrar sosiego.
En 1923 la princesa se había comprometido en matrimonio, de forma extraoficial, con el príncipe Nicolás de Rumania, hermano de sus cuñados el príncipe Carol y la reina Elisabeta de Gracia. Aquella iba a ser la tercera boda entre las familias de Grecia y de Rumania en una misma generación.
Sin embargo, el compromiso no fué bien recibido por Elisabeta, que en aquellas fechas escribía a su madre: "He recibido las noticias con sentimientos muy divididos. Creo que esto no gustará en el país (Rumania). Otro griego, dirán y se sentiránn mal. Comparto su opinión con cierto grado de simpatía. Toleraron mi boda porque tomaron mucho aprecia a Georgie (el rey Jorge II de Grecia) a pesar de los pesares., y tuvieron que tragarse la boda de Carol porque era la forma de dejar atrás un feo pasado.. (pero) si ahora decimos que no, quién puede decir que tipo de chica puede acabar elegiendo Nicky después.
(el príncipe Nicolás de Rumania acabó casándose morganáticamente, en 1931, con la rumana Joana Dumitrescu-Doletti)
Ciertamente la recelosa reina de Grecia no veía con buenos ojos una tercera alianza matrimonial entre las familias de Grecia y de Rumania.
Su poco aprecio por su famlia política griega tampoc le permitía valorar esta nueva boda entre dos personas que, a su juicio, carecían de cultura y de intereses serios. En cualquier caso el proyecto fracasó por la falta de motivación de los novios y pronto cayó en el olvido, aunque existen fotografías de aquél efímero noviazgo.
En la foto, el rey Fernando de Rumania, la princesa Irene de Grecia, el príncipe Nicolás de Rumania y un invitado a la reunión
A finales de los años veinte, y con muchos de sus hermanos ya casados, Irwne aún no había encontrado príncipe adecuado con el que contraer matrimonio, pero pornto apareció en el horizonte un pariente, descendiente de la csas real danesa, dispuesto a casarse. Se trataba de un primo en tercer grado de origen alemán, llamado Christian de Schaumburg-Lippe 1898-1974) (Yoshka, en familia), a quien había conocido por ser uno de los hijos de la princesa Luisa de Dinamarca, (hija del rey Federico VIII de Dinamarca).
Sin embargo y sin que el motivo esté claro (algunos aluden al poco agrado que la princesa sentía por la vida en Alemania), el compromiso entre Tittum y Yoshka quedó súbitamente roto en 1927, cuando ya se había impreso incluso tarjetas postales con la imagen de los novios.
La princesa Irene y el príncipe Christian de Schaumburg-Lippe
El príncipe Christian acabó casándose con su prima la princesa Feodora de Dinamarca (1910-1975) hija del príncipe Harald de Dinamarca, hermano de su madre.
Así con casi treinta años, Irene seguía sola, mientras primos y primas se casaban con príncipes de distintos lugares.
En 1934 la princesa fué llamada al Reino Unido para ser una de las damas de honor en la boda de su prima la princesa Marina de Grecia con el duque de Kent, hijo del rey Jorge V, pero ella seguía sin suerte con los pretendientes y para casarse tuvo que esperar hasta 1939, cuando ya contaba con treinta y cinco años. Sus buenas relaciones con la familia real italiana, a la que había tratado mucho durante el exilio de la familia real griega en Florencia, la llevaron a conocer al príncipe Aimone de Saboya, primo de rey de Italia, que era uno de los príncipes más atractivos del momento. Sin embargo aquel matrimonio, que fue por amor, todavía tardó algunos años en celebrarse a causa de la oposición de la madre del novio (la princesa Elena de Orleans) que no veía con buenos ojos que su hijo se casase con una sobrina del káiser Guillermo II de Alemania. Finalmente la boda se fijó para julio de 1939.
" En el verano de 1939-escribe la duquesa Victoria Luisa de Brunswick- mi espos y yo fuimos a Florencia para asistir a la boda de mi prima Irene de Grecia y Aimone duque de Spoleto. Una vez más las familias reales europeas se habían dado cita al´lí, en aquella maravillosa noche de verano que nunca olvidaré. Pero yo no podía evitar la sensación de que nos quedaba muy poco tiempo antes de que la catástrofe nos abrumara, y ya podía oír el firme tic-tac de la bomba de relojería. El tema dominante en nuestras conversaciones fue el peligro de un conflicto germano-polaco y sus ramificaciones políticas de carácter mundial. El rey Víctor Manuel, estaba muy preocupado"
A aquella brillante boda, que tuvo lugar en el Duomo de Florencia y que no contó con el beneplácito de Mussolini, acudió, entre otros distinguidos invitados, el exiliado rey Alfonso XIII de España.
El Duce llegó incluso a prohibir que ondeasen banderas griegas durante la ceemonia, aunque el acontecimiento no quedó deslucido.
[i]El rey Jorge II de Grecia, el principe Jorge de Grecia, los novios, la reina madre Helena de Rumania y el rey Pablo de Grecia[i].
El príncipe Aimone era el segundo hijo del duque Manuel Filiberto de Aosta y era nieto de Amadeo de Saboya, que reinó brevemente en España.
Aimone nació en Turín el 9 de marzo de 1900 y por ser el segundogénito de los duques, fue honrado con el título de duque de Spoleto por su tío el rey de Italia en 1904. A los quince años ya era cadete en la escuela naval de Leghorn y estaba haciendo carrera en la marina como teniente de navío.
A los 16 años tomó parte en la Primera Guerra Mundial, en la campaña de Etiopía, como Jefe de la IV División de la marina italiana. Posteriormente, en 1936, insistió en la necesidad de que Italia desarrolase sus activos navales, y diseñó un tipo de embarcación capaz de atacar a las naves enemigas.
Pero el don más atrayente de Aimone era su aspecto físico, era alto, delgado, gran deportista y tení un atractivo que le hacía sobresalir, sobre el resto de los príncipes de la Casa de Saboya, lo cual pronto le generó una enorme popularidad. Bob, como le llamaban en familia, era amgo íntimo de la princdesa heredera María José de Italia, que era la única otra persona contestararia de la familia real.
Sin embargo para el conde Ciano, yerno de Mussolini, el príncipe era solamente un joven irreflexivo que, hasta fines de los años veinte, se había pasado la vida entregado a los placeres más clásicos de la aristocracia, manteniéndose al margen de la vida pública. Pero si bien es verdad que el príncipe era osado y ambicioso, también era un hombre lúcido e inteligente, como su actuación durante la guerra mundial demostraría. Dado su gran interés por las mujeres, se cuenta que cuando años después le mandaron buscara para ofrecerle la corona de Croacia, tardaron 24 hs, en encontrarle porque estaba oculto en un hotel de Milán en compañía de cierta señorita y en ignorancia total de su esposa.