Elena:
Un momento "cumbre" en la vida de Elena se derivó del estallido de la -celebérrima- Guerra de Crimea.
Elena "vió venir" el conflicto bélico, pero en eso...simplemente era "fácil" si una disponía de información y de paciencia para ir ensamblando un retazo de aquí, un retazo de allá. Lo que tuvo claro desde el principio es que un elemento fundamental, si llegaba a producirse la guerra, era organizar un sistema de atención sanitario en el que no faltase personal y el personal mostrase una actitud eficiente. Por desgracia, experiencias anteriores demostraban que muchos soldados que habían sobrevivido a la batalla en sí, habían muerto por no recibir suficientes cuidados para sus heridas/mutilaciones durante la evacuación o una vez evacuados. Uno no podía improvisar médicos y cirujanos, pero Elena estaba convencida de que se podía formar a un elenco de mujeres para que asistiesen a los doctores y para que se encargasen de los cuidados diarios. Esto hoy en día puede parecernos muy obvio, pero entonces NO lo era. Muchos aducían que las mujeres podían participar en el esfuerzo de guerra preparando vendas o paquetes para los soldados, pero que no debían exponerse a atender a soldados en hospitales de campaña. Podía ser una actividad "demasiado exigente" y además se afectaría, decían muchos, la "sensibilidad" y el "pudor" femeninos. Elena, sencillamente, no estaba de acuerdo, al igual que su dama de honor, Editha von Rahden, de una familia báltica de orígen alemán.
Había un precedente, aunque, por supuesto, Elena fue "más allá". Su tía abuela y suegra, la zarina María Feodorovna, en su amplia actividad filantrópica que había abarcado tantos campos distintos, había fundado una Comunidad de Viudas Compasivas. Una viuda, vaya, ya no tenía la "sensibilidad" ni el "pudor" de una joven soltera, así que se podían reclutar viudas para que desempeñasen una función básica de cuidadoras en los hospitales a los que se derivaban soldados heridos en los campos de batalla. Como os he dicho, Elena superó esa visión: ella llevaba años manteniendo gran amistad y un constante intercambio de ideas con médicos de distintas especialidades. En esta materia concreta, la principal inspiración de Elena surgió de Nikolai Ivanovich Pirogov, un médico cirujano a quien se considera el fundador de la cirujía de campo militar rusa y de la anestesiología en hospitales de campaña. Pirogov...

...que era un hombre de ciencia y un notable cirujano, encontró una comprensión y ayuda de primer orden en la "esclarecida" Elena Paulovna. El doctor Tarasov, recomendado por Pirogov, contribuiría decisivamente a que Elena pudiese poner en marcha en su Palacio Mikhailovsky, lo que se denominaría Comunidad de las Hermanas de la Santa Cruz.
Aquí tenéis una foto de un grupo de Hermanas de la Santa Cruz:

Eran mujeres no ocupadas en ese momento "con los sagrados deberes de la crianza", pero no necesariamente viudas. Simplemente, acudían por voluntad propia al llamamiento de la gran duquesa Elena Paulovna y se preparaban exhaustivamente para ser enviadas a Crimea, con gorros blancos cubriendo sus cabellos recogidos con sencillez y vestidos marrones de puños blancos almidonados, cruces doradas sobre el pecho. Entre aquellas voluntarias había un poco de todo, desde algunas monjas hasta esposas e hijas de funcionarios imperiales que querían servir a su país. Cuando debidamente formadas marcharon a Sebastopol, asedidada por el enemigo, a asistir a los doctores en el cuidado de los soldados evacuados por heridas de diversa consideración, sabían que se exponían físicamente. De hecho, diecisiete de las primeras ciento sesenta y tres voluntarias de Elena a Simferopol, a cuyo frente ella misma puso a Aleksandra Stakhovich, morirían durante el largo asedio a Sebastopol cumpliendo con su deber.
Aquello no fue solamente un tema de "yo, que soy gran duquesa, pongo mi nombre y mi dinero". Para empezar, como os he dicho, la idea de llamar a mujeres de diferentes estados civiles y condición social era novedosa; se consideraba "peligroso" para la virtud de una mujer participar en la vida hospitalaria. Elena dió ejemplo personal, no sólo visitando constantemente sus hospitales de San Petersburgo, sino ofreciéndose para asistir a los doctores incluso en cirujías que resultaban en la amputación de miembros de soldados. Era una forma de hacer socialmente aceptable lo que antes no lo era. Adicionalmente, por supuesto, ayudada por Editha, puso mucho interés en el reclutamiento y la formación. Entre tanto, no dejaba de lado aspectos puramente prácticos. La quinina era muy necesaria en época de guerras, y resultaba que el principal productor de quinina del mundo venía siendo Reino Unido, de quien, lógicamente, no se podía esperar que la vendiese a su enemigo, Rusia. Elena no se dejó amilanar por eso. Pidió a su hermano August que se encargase él de realizar una compra de quinina para luego hacérsela llegar. Ella puso los rublos, August se encargó de todo lo demás.
En conjunto, Elena reveló toda su capacidad de trabajo -y de entrega- durante la Guerra de Crimea. El zar Nicolás I, que murió sin llegar a ver el final de aquel conflicto, era muy consciente de la extraordinaria involucración de su cuñada Elena, de quien estaba orgulloso; cuando Nicolás I murió y ascendió al trono su hijo Alejandro II, éste también sabía lo mucho que se debía a la incansable voluntad de Elena de
"hacer algo verdaderamente útil".