legris escribió:
No; se casa con Jane Seymour, que no es nada atractiva , pero que supone la antítesis de Ana, y la adora porque le da un varón.
A la muerte de Jane, busca una esposa con pedigree pal, y se casa con Ana de Cleves, que es una princesa bien emparentada. El asunto sale mal porque Ana no era una maravilla y ni siquiera consuma el matrimonio que se anula.
Luego vuelve a las jovencitas con Catalina Howard y sale tan mal el matrimonio, Catalina le pone los cuernos, que la decapita como hizo con su tia Ana.
Y .por fin, busca una mujer tranquila y ya con experiencia, Catalina Parr, dos veces viuda, que le aguanta aunque está enamorada de uno de los cuñados
de enrique. Thomas Seymour, con quien casará cuando se vuelva a quedar viuda.
Algunas matizaciones, querido Legris.
Disiento respecto a la "falta de atractivo" de Jane Seymour. Chapuys, el ubicuo embajador español, dijo que no era "una gran belleza" pero le elogiaba su tez "blanca pura": en los cánones sobre hermosura femenina de la época, un cutis muy claro alcanzaba gran valor, por eso a su antecesora -Anne- se la había cuestionado a menudo por su color "subflavo", es decir, bastante cetrino. Sir John Russell, un amigo de Henry, diría que, en su opinión, Jane había sido "la más bella" de las esposas reales. Quizá sir John quería transmitir que era la que poseía los rasgos más convencionales, los que más se ajustaban al conjunto femenino que agradaba en aquella época. Anne había sido la exótica, por así decirlo.
Los contemporáneos suelen definir a Jane como una muchacha inteligente, con la cabeza firmemente asentada encima de los hombros,
modesta, dulce y complaciente. Un tipo innegablemente "femenino". En ella no había el aire retador, desafiante, de una Anne. Pero el estereotipo de una Jane feúcha que desplaza a la guapa Anne no se sostiene
Más matices. Anne de Cleves no era fea tampoco. Cuando el rey se permitió el gusto de casarse con Catherine Howard, Anne de Cleves se mostró disgustada y declaró que la nueva esposa del rey ni siquiera era más bonita que ella misma, la previamente descartada. Los oyentes de Anne no la contradijeron. Como señala, con evidente agudeza, Antonia Fraser, no se la contradijo ni en su cara ni a su espalda porque muy probablemente fuese cierto. Sencillamente, Anne de Cleves fue una víctima del hecho de que Henry, mientras la esperaba, se había hecho una imagen altamente idealizada de la novia que íba a recibir; esperaba que fuese al menos tan atrayente como Cristina de Dinamarca, a la que había cortejado en vano. Y cuando vió a Anne, ésta vestía "a la alemana", ropas carentes de gracia que no la hacían parecer nada apetecible. El rey la miró...y no experimentó ni un ápice de impulso sexual hacia ella. De ahí el fracaso de la pobre princesa. Catherine Howard era muy chiquitita, casi diminuta, y no había en ella rasgos sobresalientes, pero, en cambio, tenía una vivacidad, un desparpajo, que suscitaron una pasión arrolladora en el rey Henry (por cierto, era prima hermana de Anne Boleyn; el padre de Catherine era hermano de la madre de Anne).