En marzo de 1959, Harald se encontraba disfrutando de una agradable velada en casa de su amigo, Johan H. Stenersen cuando conoció a una joven burguesa de 22 años. Los brillantes ojos marrones de Harald se posaron en ella enseguida. Le fue presentada como Sonja Haraldsen. De ese primer encuentro, Sonja recuerda que le encandiló el sentido del humor de Harald y que encontró encantador que fuese tan tímido. Algo cuajó esa misma noche, pues mantuvieron el contacto durante los días y semanas posteriores.
En agosto, Harald llamó a Sonja para que le acompañase a su graduación de la Escuela Superior de Guerra. El fotógrafo Bjørn Glorvigen captó el momento en el que Sonja, entonces desconocida para la opinión pública, miraba el diploma obtenido por el Príncipe Heredero. Les acompañaba Børe Norland, quien posteriormente sería Coronel Jefe de la Guardia Real. Esa fotografía, junto a otra en la que aparecen sirviéndose los platos durante la gala celebrada esa misma noche, fue la primera en trascender de la ya incipiente pareja. Pero, ¿quién era ella? ¿Pertenecía a la realeza o a la aristocracia, ya privada de títulos, noruega?

Sonja Haraldsen nació un 4 de julio de 1937 en Oslo. Hija del comerciante de telas Karl August Haraldsen y de Dagny Ulrichsen, se crio junto a su hermano Haakon y su hermana Gry en el barrio de Vinderen, en Oslo. Sonja estudió Corte y Confección en la Escuela de Formación Profesional de Oslo. Más tarde, marchó a Suiza, donde estudió Contabilidad, Diseño de Moda y Ciencias Sociales en l' École Professionnelle des Jeunes Filles de Lausana.
Aquella marcha a Suiza por parte de Sonja no fue casual. Tras cinco años de noviazgo con Harald, la prensa noruega se hizo eco sobre su relación y llegó a la misma conclusión: si el Príncipe Heredero se casaba con una plebeya, se acabaría la monarquía. El Rey Olav reaccionó enviando un comunicado en el que desmintió los rumores y afirmó que el Príncipe Heredero no se casaría con una civil. Aquello supuso una bofetada para la pareja. Así que, aprovechando que Harald fue enviado a estudiar a Oxford, Sonja marchó a Lausana. Intentaron alejarse lo máximo posible y decidieron romper su relación, esperando que el tiempo y la distancia desvanecieran los sentimientos.
Imagen privada tomada durante su noviazgoPero el amor persistió. La relación de la pareja que sonríe en esta foto debió mantenerse en secreto. Era poco probable que un heredero al trono pudiera casarse con una mujer del pueblo. No obstante, la formación de Sonja no fue baladí, sobre todo tras su regreso de Lausana. Aunque lo suyo parecía un amor imposible, se matriculó en la Universidad de Oslo, donde estudió Historia del Arte, Inglés y Francés. Comenzaba así un largo camino para ganarse al Rey Olav, padre de Harald. La madre de Sonja, Dagny, fue la gran aliada de la pareja, manteniendo una discreción absoluta. Harald escapaba del Palacio Real y visitaba a Sonja en la casa familiar de los Haraldsen sin que nadie se enterase.
Harald, que había presenciado como sus hermanas, las Princesas Ragnhild y Astrid se casaban con plebeyos, se mostró tajante a lo largo de sus 10 años de noviazgo con Sonja. Sabía lo que le esperaba si no lograba obtener la conformidad de su padre, pues así había sucedido con sus hermanas, pero estaba dispuesto a aceptarlo.
La Princesa Ragnhild se casó con Erling Sven Lorentzen en 1953. Era un empresario y miembro de la Armada que había ejercido como su escolta durante la guerra. Aquella boda levantó ampollas. Lorentzen pertenecía a una familia de clase alta, pero no era la elección ideal a ojos del Rey Olav y de la sociedad noruega. Por ello, Olav le retiró el tratamiento de Alteza Real.
La siguiente en pasar por el altar y ser "castigada" por su elección fue la Princesa Astrid. Desde el fallecimiento de su madre, la Princesa Marta, había ejercido como Primera Dama. Acompañaba a su padre en todos los actos oficiales y de Estado a los que éste acudía e incluso lucía las joyas reservadas para las reinas de Noruega. Astrid se enamoró del medallista olímpico Johan Martin Ferner. Aparte de ser plebeyo, estaba divorciado, pero ambos siguieron adelante y obtuvieron el permiso de Olav para casarse en 1961. Al igual que su hermana, Astrid perdió su tratamiento de Alteza Real y su agenda de actos se vio considerablemente reducida.
Según avanzaba el tiempo, el heredero al trono comenzó a sentirse doblemente presionado. Por un lado, le exigían que rompiera su relación con Sonja; por el otro, empezaban a meterle prisa para casarse y formar una familia. Harald llegó a asegurar:
"Tenía sentimientos muy encontrados. Porque yo era feliz con Sonja, pero también tenía una conciencia culpable hacia mi padre y Noruega". Ante tal situación, Harald dio un ultimátum a su padre: o permitía su boda con Sonja o permanecería soltero el resto de su vida. Olav, desbordado y siendo consciente de que su hijo iba en serio, pidió consejo al Gobierno y a los líderes parlamentarios del Storting. Muchos seguían siendo críticos. Olav, a su vez, miró a su alrededor. Era el año 1968 y la mayoría de herederos europeos ya habían pasado por el altar. Más de la mitad se había casado con nobles extranjeros, como era el caso de Bélgica o de los Países Bajos; la antiquísima Corona danesa había permitido la boda de su heredera con un supuesto conde francés y la mismísima Reina de Inglaterra había dado su consentimiento para que su única hermana se casara con un fotógrafo. Por no hablar de Mónaco y la actriz Grace Kelly. A pesar de la oposición encontrada en la clase política, Olav decidió ceder y dar la bienvenida a la pareja.

Olav se hizo acompañar por Harald y su prometida con motivo del 150 aniversario de Solbergelva. Ese fue el primer acto oficial de Sonja Haraldsen como futura Princesa Heredera de Noruega.