LA CASA CELESTINO DE ANSORENA E HIJOS,
JOYEROS DE LA CORONA ESPAÑOLAPor AMELIA ARANDA HUETEDoctora en Historia del Arte
Patrimonio Nacional
RESUMEN:Celestino de Ansorena y Alejandre fundó en Madrid una de las Casas joyeras más prestigiosas. Comenzó trabajando para la Corte española a mediados del siglo XIX elaborando joyas para la reina Isabel II. Tras el fallecimiento del fundador, su yerno José María García Moris se hizo cargo de la dirección de la Casa que pasó a denominarse C. de Ansorena, hijos. Continuó proveyendo de joyas y de objetos de lujo a la familia real hasta las primeras décadas del siglo XX, sobre todo a la reina Victoria Eugenia de Battenberg. Sus joyas, aunque se conserven pocos dibujos de sus creaciones y de su trayectoria artística, son un rico muestrario de los estilos que se sucedieron en estos años. Este estudio se centra en las piezas realizadas para la Corona española dejando para una próxima publicación aquellas que fabricaron para importantes familias nobiliarias.
Celestino de Ansorena y Alejandre nació en Barambio (Álava) en 1818. Pocos datos se conocen de sus primeros años. Estudió en Vitoria y se involucró desde muy joven en las finanzas familiares. Se trasladó a Madrid en fecha no determinada para continuar sus estudios y gestionar los negocios de la familia en la capital
#1. En 1844 actuó como apoderado general de la casa Pizzala en una demanda contra Mariano Gamíndez
#2. Se casó en torno a 1845 con su prima Vicenta de Ansorena y González. La pareja tuvo siete hijos: Consuelo, Luisa, Álvaro, María, Concepción, Ramiro y Margarita. Se ignora cómo llegó a especializarse en el negocio de la joyería. No ejerció el arte de platero, sino que fue un hábil comerciante que contrató a varios artífices expertos en el trabajo del oro y de la plata y creó uno de los talleres de joyería más importantes de Madrid. Abrió su primer establecimiento comercial en un edificio de la Carrera de San Jerónimo nº 2 con entrada por la calle de Espoz y Mina nº 1
#3. Allí coincidió con otra destacada joyería, la de Mellerio Hermanos
#4.
PRIMEROS AÑOS. REINADO DE ISABEL IIA principios de la década de
1850 debió de asociarse con Carlos Pizzala
#5. El 9 de enero de este año, Carlos Pizzala y Compañía presentó una factura que ascendió a 362.820 reales por las joyas elaboradas para la
dote de la infanta Luisa Teresa de Borbón, futura duquesa de Sessa y prima de Isabel II. Juan Ortega, alcaide principal del Real Palacio, y Atanasio Oñate, inspector general de los Reales Palacios, les abonaron con cierta periodicidad desde febrero de 1850 a agosto de 1855 varias cantidades con el fin de saldar esta deuda
#6. La prensa nacional confirma, además, que en 1852 Pizzala y Ansorena junto con el joyero Nathan, de origen francés, regentaron un establecimiento en la calle de la Montera nº 43
#7. En ese mismo año, Isabel II les adquirió un anillo y un pectoral de amatistas y diamantes que obsequió a monseñor Brunelli, nuncio de Su Santidad.
#8La Reina, para afianzar su relación con el papado, regaló a Pio IX en 1855 una tiara. Al concurso se presentaron cinco dibujos que actualmente se conservan en la Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid. El diseño ganador lleva el sello comercial Pizzala-Ansorena/Madrid
#9. La tiara fue realizada en oro y se engarzaron en ella gran cantidad de diamantes, esmeraldas, rubíes y perlas
#10. En octubre de 1854 Pizzala, en solitario, solicitó un anticipo o ayuda para terminar de fabricarla. El nombre de Ansorena tampoco aparece en los pagos que se le retribuyeron entre octubre de 1855 y octubre de 1856
#11.
La sociedad debió de disolverse antes de noviembre de 1859. El día 20 de ese mes Celestino de Ansorena vendió a la reina Isabel II un par de pendientes de perlas valorados en 1.600 reales
#12. En esta factura ya se presenta como joyero diamantista de la Real Casa y, además de la tienda y talleres de joyería en la calle de Espoz y Mina nº 1, afirma tener almacén de relojes de bolsillo. Esto confirma su actividad comercial que compaginó con la de joyero y la creación de un taller con oficiales conocedores del oficio.
Asimismo, podemos comprobar como en este momento ya disfrutaba del nombramiento real, aunque no se conserve la real orden
#13.
A partir de ese momento las compras se sucedieron. El 3 de enero de 1860 la Reina eligió un par de
pendientes de brillantes tasados en 5.000 reales, un
alfiler de ópalos y brillantes en 16.000 reales y un
collar con las mismas piedras en 12.000 reales. En los días siguientes, un collar de perlas con broche de brillantes y esmeraldas estimado en 200.000 reales,
cuatro pulseras con brillantes que alternaban con rubíes, turquesas y esmeraldas en 49.300 reales, un
collar en 4.500 reales, una
botonadura para adornar las mangas y el cuerpo o pechera en 6.000 reales y
otra sólo para el cuerpo en 3.600 reales. Además de estas joyas, escogió en el establecimiento comercial, un jarro
#14 y una palangana de plata por 4.000 reales y un juego de almuerzo por 8.000 reales.
Ya en el mes de marzo, la Reina adquirió una b
otonadura para las mangas y el cuerpo enriquecida con ópalos y brillantes por 7.000 reales,
un alfiler de señora con diamantes talla rosa#15 y esmalte por 800 reales, un
par de pendientes de ópalos y rosas por la misma cantidad y
cuatro juegos de botones para las mangas guarnecidos con piedras preciosas por 3.600 reales. En estos momentos, el apoderado de la casa Ansorena era Luis Aspe.
En julio desapareció del membrete de las facturas la denominación “almacén de relojes de bolsillo” y desde entonces se mantuvo el mismo encabezamiento hasta el fallecimiento del fundador.
Durante la estancia veraniega en el real sitio de San Ildefonso la Reina escogió una
pulsera de brillantes y esmeradas apreciada en 6.000 reales y un
juego de agujas para adornar la cabeza en 5.000 reales. En los últimos meses del año le vendió:
dos botonaduras, una de esmeraldas y brillantes por 9.000 reales y
otra de coral por 500 reales;
un reloj por 800 reales;
un alfiler de señora con perlas, brillantes y rubíes por 48.500 reales;
un brazalete de brillantes y amatistas por 2.800 reales;
un juego de agujas para adornar la cabeza por 5.200 reales y
dos pares de aretes, uno con brillantes y esmeraldas y otro sólo con brillantes, por 2.500 y 2.000 reales
#16.
A lo largo del año 1861 las cuentas presentadas en la tesorería prosiguieron. En abril recibió 10.260 reales por
dos alfileres, un collar y tres botonaduras de cuerpo y de mangas. En septiembre la propia Reina eligió
un alfiler de señora de oro mate guarnecido con brillantes por 3.200 reales. Al mes siguiente, un gran pedido incluyó:
tres relojes saboneta de oro y esmalte, uno por 1.100 reales y los otros dos por 800 reales cada uno;
una cadena de oro para reloj con brillantes y perlas por 10.000 reales; u
na botonadura de esmeraldas y brillantes por 6.000 reales;
un alfiler para corbata con una perla por 5.000 reales;
una botonadura de mangas y cuerpo por 1.600 reales;
un aderezo de oro para niña por 560 reales y
dos collares de filigrana de oro, de dos y tres vueltas, por 5.200 y 3.500 reales. En diciembre se le abonó 32.000 reales por un
gran alfiler de esmeraldas y diamantes, 6.500 reales por
un collar con brillantes, 9.000 reales por
dos pares de botones para cuerpo con un brillante cada uno, 3.000 reales por
una botonadura de brillantes y rubíes, 1.700 reales por
un collar de oro y 1.500 reales por dos estuches con pluma y sello.
Las compras de 1862 se inauguraron con un
alfiler de corbata guarnecido con esmeraldas y brillantes valorado en 3.500 reales y con
dos juegos de botones para mangas y cuerpo con diamantes en 14.000 reales. En junio percibió 10.000 reales por un
collar de brillantes, 7.000 reales por un
medio aderezo con brillantes y perlas, 3.600 reales por un
alfiler con brillantes y esmeraldas, 3.200 reales por un
par de pendientes con brillantes y perlas y 3.000 reales por un
par de botones de cuerpo engastados con brillantes. Al mes siguiente la tesorería de la Real Casa le reembolsó 24.000 reales por una
pulsera con brillantes, esmeraldas y perlas, 6.000 reales por una
cadena para reloj guarnecida con brillantes, 10.000 reales por
dos botonaduras y 2.600 reales por un
medio aderezo.
La Casa inició la tradición de diseñar el
lazo de dama con el que la Reina Obsequiaba a su séquito y a las personas que estaban a su servicio. La actual joyería Ansorena conserva un dibujo en el que figuran, sobre una flor de lis, las cifras RY bajo corona real
#17. (Ilustración 1)
Ilustración 1 - Lazo de Dama de Isabel II - Colección Ansorena
Cortesía de Amelia Aranda HueteEl volumen de trabajo aumentó y la popularidad de la Casa también porque fue la preferida para realizar un buen número de joyas que los reyes Isabel II y Francisco de Asís regalaron a sus súbditos durante su viaje por Andalucía y Murcia. En total fueron
treinta y ocho piezas de valor heterogéneo, sobre todo collares, pulseras, botonaduras, alfileres y cadenas. La factura ascendió a 329.200 reales.
La Casa también suministró a los Reyes otros objetos como: dos juegos de aguamanil de plata por 3.500 y 3.200 reales; una placa y una cruz de comendador de la orden de Isabel la Católica engastada con brillantes, rubíes y esmeraldas por 51.000 y 16.000 reales; un pie de cafetera de plata por 900 reales;
dos pares de pendientes de coral para las amas de lactancia por 500 reales cada uno y un pectoral de amatistas y brillantes estimado en 36.000 reales
#18.
En marzo de 1863 Juan Pérez, guardarropa de la Reina, le encargó de parte de ésta: un jarro y una jofaina de plata por 4.000 reales; un
alfiler de pecho por 800 reales;
dos pares de pendientes por 1.800 y 900 reales; un
collar con bolas de oro por 5.000 reales; un par de
pendientes con brillantes y esmalte negro por 1.600 reales y un
alfiler con brillantes y esmalte blanco por 9.800 reales. Tres meses después: un
aderezo de oro por 1.700 reales; un
medallón con diamantes talla rosa y rubíes por 2.400 reales;
dos medallones por 2.600 y 340 reales; un
reloj de señora con diamantes pequeños por 1.400 reales; un
collar con bolas de oro por 1.500 reales y una
pulsera con esmalte negro y rosas por 6.000 reales. En los tres siguientes meses: una
pulsera de oro y brillantes por 3.600 reales; un
medio aderezo de oro por 1.800 reales; un
alfiler de brillantes y turquesas por 10.000 reales;
tres pares de pendientes por 5.000, 4.500 y 2.400 reales respectivamente; un par de
aretes con brillantes y esmalte por 2.000 reales; un
medio aderezo de oro por 1.000 reales; otro
par de pendientes por 4.400 reales; un
reloj de oro por 2.400 reales
y su cadena larga por 1.800 reales; otro
par de pendientes por 2.000 reales; un
juego de botones de cuerpo por 2.200 reales y una
botonadura por 600 reales. Todas estas compras ratifican que la casa Ansorena contaba cada vez más con el favor real.
Al año siguiente, 1864, la Administración general de la Real Casa le extendió un recibo por 250.000 reales, cantidad que se le adeudaba por joyas y alhajas adquiridas en los últimos meses. Ese mismo año, los encargos comenzaron a descender. La Reina eligió a principios de año
una pulsera y un collar adornados con brillantes y rubíes por 9.000 y 7.000 reales,
dos botonaduras con brillantes por 7.000 y 5.000 reales, dos mancerinas de plata por 900 reales, una copa de cristal por 54 reales y una
sortija por 1.000 reales. A finales de año, un
par de pendientes de perlas por 1.600 reales, una
pulsera con diamantes rosas y perlas por 2.800 reales y un
collar esmaltado por 3.600 reales.
Son años en los que la Reina prefirió las joyerías francesas – Lemmonier, Petiteau- y sobre todo a Mellerio hermanos y a su joyero de cámara Félix Samper#19.
En julio de 1865 la Casa presentó una factura por
diez botonaduras para mangas y pechera, seis pares de botones para pechera, siete alfileres para corbata, tres cadenas de oro para reloj, dos pulseras con la palabra “Recuerdo”, dos alfileres para señora con brillantes, un par de pendientes de brillantes y un cáliz de plata. El total sumó 183.000 reales. Fueron obsequios realizados por los monarcas durante su viaje oficial por el País Vasco
#20.
El 30 de octubre de 1865, la Inspección general de oficios y gastos de la Real Casa, pagó al “joyista” Celestino de Ansorena 1.600 reales por un alfiler para adornar la corbata que los Reyes habían regalado unos días antes a su sobrino Pedro, hijo del infante Sebastián Gabriel
#21.
Una de las últimas facturas del reinado está datada en julio de 1866. En esta fecha, el conde de Puñonrostro, jefe superior de Palacio, escogió en nombre de la Reina, una
pulsera de oro valorada en 2.600 reales, un
collar de coral en 1.600 reales,
cuatro alfileres de señora en 1.520 reales y
dos pares de pendientes en 680 reales. En octubre adquirió
una sortija con un ópalo y varios brillantes por 2.200 reales que fueron abonados el día 22 por la tesorería de la Real Casa
#22.
Como ya es sabido, en 1868 la Revolución Gloriosa provocó el derrocamiento de Isabel II y el exilio de la familia real en Francia. La reina continuó adquiriendo joyas en la capital francesa.
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#1 MARTÍN, Fernando, “Ansorena, Joyeros y Diamantistas Reales” en LUNA, Juan José, ARBETETA, Letizia y MARTIN, Fernando, Ansorena, 150 años en la joyería española. Madrid, 1995, pp.
29-51 y ORTIZ-VILLAJOS, José María, “Celestino de Ansorena y Alejandre (1818-1896)” en TORRES VILLANUEVA, Eugenio (dir), Cien empresarios madrileños, Madrid, LID Editorial Empresarial, 2017, pp. 172-177.
#2 Gamíndez debía cierta cantidad de dinero al platero Pizzala. Publicado en el Diario de Madrid, miércoles 11 de septiembre de 1844.
#3 Permaneció en esta ubicación hasta 1940. Fue una de las principales calles comerciales de Madrid. En el número 4 de la Carrera de San Jerónimo abrió tienda el platero Francisco Marzo y en el número 2 tenían su relojería Peña y Sobrino.
#4 Fundada en París en 1750.
#5 Varias noticias en la prensa avalan esta unión profesional. Carlos Pizzala, de origen italiano, debió de establecerse en Madrid en torno a 1840. Fue nombrado joyero y diamantista de Cámara sin goce el 9de enero de 1849. En el membrete de sus facturas se ubica primero en la Carrera de San Jerónimo entrando por la calle de Espoz y Mina nº 1, cuarto principal y años más tarde en la calle de la Montera nº 43.
#6 Desde febrero de 1850 a septiembre de 1852 los recibís fueron firmados por Carlos Pizzala yCompañía. Los correspondientes a diciembre de 1853, febrero y julio de 1854 están firmados por Pizzala y Ansorena. Los dos últimos, de mayo y agosto de 1855 sólo por Pizzala. Archivo General de Palacio (en adelante AGP), Histórica, caja 40.
#7 Diario oficial de avisos de Madrid, domingo 1 de febrero de 1852, nº 458 y La España, 4 y 26 de febrero de 1852.
#8 En La España, (edición de Madrid), el 13 de marzo de 1852 se describe así: “compónese esta joya de dos cuerpos, el primero está formado de una rara colección de amatistas de Siberia, engastadas á garra, terminando sus extremos con brillantes de esfera; este cuerpo va sobrepuesto á un segundo, formado de brillantes de talla antigua y de una pureza y tamaño poco comunes, llevando en su parte inferior unos calados arabescos de muchísimo gusto. Forman los estremos de las aspas unos ramos y adornos semicirculares cubiertos también de brillantes, y que dan al conjunto un realce difícil de describir. Examinado por el reverso, sorprende el modo con qué está montada la pedrería, pues apenas los engastes, por su ligereza y buena disposición la hacen perder nada de su volumen, formando todo una pieza de excelente visualidad: el anillo y pasador corresponden á esta joya, que ha sido fabricada en los talleres de los señores Pizzala, Ansorena y Nathan, joyeros de S.M.”.
#9 Uno de ellos está firmado por José María Sánchez Pescador, hermano del platero Pedro Sánchez Pescador. Real Biblioteca, Proyecto de tiara papal, ca. 1855, Arch 3 / Cart. 18 (23-27).
#10 MARTIN, Fernando, “Una tiara papal realizada en Madrid”. Reales Sitios, Madrid 1996, pp. 24-31.
#11 Por la documentación conservada parece que Pizzala estaba trabajando solo en la elaboración de la tiara. Ansorena pudo ocuparse de las gestiones comerciales o del suministro de las piedras.
#12 AGP, Administración General (en adelante AG), leg. 5263.
#13 MARTÍN, Fernando, “Ansorena, joyeros …”, p 32 aunque no se conserva en el AGP expediente personal que justifique este nombramiento.
#14 En la factura conservada se lee “jarra y palangana de plata”, error en la denominación de este objeto. AGP, AG, leg. 5263.
#15 Talla antigua. En los documentos, cuando se menciona esta talla, se denomina diamante rosa o simplemente rosas. En adelante nos referiremos a ella con estos dos términos.
#16 Del precio final, 61.000 reales se descontó el 5%. Fue una práctica habitual cuando el pago era al contado.
#17 Cortesía de la joyería Ansorena. Reproducido también en MARTÍN, Fernando, “Ansorena, joyeros …”, p. 33.
#18 En la factura se especifica: “el pectoral que espresa esta factura ha sido elegido por S.M. habiendo quedado en su poder para darle el destino que tenga por conveniente”. Puede que Isabel II se lo regalara a su confesor Antonio María Claret, preconizado arzobispo titular de Trajanópolis AGP, AG, leg. 5263 y MARTIN, Ansorena, joyeros y … p. 33.
#19 Para conocer mejor los gustos de la Reina y la adquisición de joyas consultar ARANDA HUETE, Amelia, “Panorama de la joyería española durante el reinado de Isabel II”, Boletín del Museo e Instituto “Camón Aznar”, LXVIII, 1997, pp. 5-23 y LAZARO MILLA, Nuria, Las joyas de la reina Isabel II de España. Tesis doctoral dirigida por el profesor Dr. D. José Manuel Cruz Valdovinos. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia del Arte II, 2015.
#20 AGP, Reinados, Isabel II, caja 341.
#21 AGP, AG, leg. 907.
#22 AGP, AG, caja 5803
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LA CASA CELESTINO DE ANSORENA E HIJOS,
JOYEROS DE LA CORONA ESPAÑOLAPor AMELIA ARANDA HUETEDoctora en Historia del Arte
Patrimonio Nacional