Para mi gusto, la niña rusa más bonita, con su atavío tradicional...
Tenía que ser, claro, la primera nieta de Catalina la Grande...
Alexandra fue la tercera hija del gran duque Pablo Petrovich y su segunda esposa, María Fedorovna. Nació después de dos varones consecutivos, los entonces pequeños grandes duques Alejandro y Constantino...
Aquí el gran duque Pablo y la gran duquesa María, una pareja muy bien avenida, con sus niños Alejandro y Constantino. Pese a esa estampa tan idílica, la verdad es que los dos chiquillos estaban bajo la supervisión directa de la abuela Catalina, por lo que sus padres disponían de un acceso restringido a ellos.
cuyos dos nombres ya dicen todo respecto a las formidables expectativas que se había creado acerca de su futuro la zarina autócrata Catalina la Grande. Uno pensaría que, teniendo ya DOS saludables nietos, a Catalina le haría una enorme ilusión recibir una nieta; sin embargo, no fue así, ni mucho menos. Catalina...
Abuelita Catalina.
...dedicaba muchas horas de su vida a escribir y en ese caso concreto se limitó a anotar:
"Nació un tercer hijo que resultó ser una niña, a la cual se le puso el nombre de Alejandra en honor de su hermano mayor. A decir verdad, me gustan más los niños que las niñas".Casi es para darle dos collejones a Catalina, que durante toda su vida arrastró el trauma infantil de saber que su madre, Johanna Elisabeth de Holstein-Gottorp, nunca la había querido por ser una niña, volcando en cambio todo el amor y la devoción que podía llegar a sentir en su siguiente retoño, Wilhelm. Catalina, en aquel tiempo remoto una simple princesa Sofía, apodada Fichten
en famille, sufrió más por la mezcla de indiferencia y frío desapego de su madre que por la tremenda escoliosis que hubo de corregirse a base de usar un muy rígido corsé.
Y sin embargo...al cabo de tanto tiempo, reaccionó arrugando la nariz a la llegada al mundo de su nietecita Alexandra. Por si no le bastase con ser niña, resultó que según Catalina era también "fea". Aún así, la emperatriz consideró que debía cumplir con su hijo Pablo y su nuera María, con quienes se llevaba mal, en ocasión del natalicio de Alexandra. Lo hizo regalándoles un palacio, Gatchina:
Gatchina.
Inciso: a María le dió un poco lo mismo porque ella adoraba su residencia habitual, Pávlovsk, erigida a orillas del río Slavyanka a unos tres escasos kilómetros del gran conjunto palaciego de Tsarskoye Seló...
Pávlovsk
...pero Pablo estuvo encantado, lo que se dice encantado, de obtener Gatchina, dónde podía acantonar "su" regimiento y presidir la instrucción de aquellas tropas ataviadas a la prusiana que se ejercitaban también según los
modos prusianos.
La pequeña Alexandra, además, no tardó en tener una hermanita. Ella había nacido el 9 de agosto de 1783 y su madre, María, volvió a dar a luz el 24 de diciembre de 1784, o sea, al cabo de dieciséis meses. Aquella criatura, otra niña, provocó sin embargo un arrebato de entusiasmo de la abuela Catalina porque incluso recién salida del cuerpo de su madre mostraba un aspecto de sorprendente hermosura. Catalina estaba tan fascinada por la belleza de la bebé que decidió que se llamaría Elena, en honor, explicó, a Helena de Troya. La marcada preferencia de Catalina por Elena se mantuvo en el tiempo: cuando la menor alcanzó los seis meses de edad, llegó a compararla con la mayor de veintidós meses para alcanzar la sorprendente conclusión de que en su favorita había un encanto y una inteligencia superiores.
Sin embargo, Alexandra y Elena, puestas bajo la supervisión de una sana, fornida, sensata y rigurosa gobernanta de origen báltico llamada Charlotte von Lieven...
...siempre tuvieron entre las dos un vínculo muy poderoso. Estaban especialmente unidas, incluso después de que fuesen naciendo en los años siguientes cuatro grandes duquesas más: María (de la que dijo la abuela Catalina que
"esta tenía que haber nacido niño...es un verdadero dragón; todas sus inclinaciones y juegos son de niños"), Ekaterina "Katya", Olga y Anna "Annette". Incluso contando con que la gran duquesita Olga murió pocos días después del nacimiento de Annette para enorme desesperación de su madre María Feodorovna, la verdad es que la abuela Catalina consideraba una desgracia aquel superávit de féminas en la nursery imperial. En su opinión, tenían "demasiadas niñas" y no íban a lograr buenos matrimonios para todas ellas. Por suerte, la nuera María cerró el repertorio de vástagos con otros dos varones, Nicolás y Mikhail, pero Catalina había fallecido ya para cuando llegó al mundo este último, bautizado así porque un centinela de palacio soñaba que el padre, Pablo, recientemente convertido en el zar Pablo I, se hallaba bajo la protección especial del Arcángel San Miguel.
Todo esto es un poco "adelantarse" en el tiempo. Aquí lo importante es que Catalina se había "apoderado" de sus dos nietos mayores, Alejandro y Constantino, abriendo una brecha difícil de salvar entre éstos y sus propios padres, Pablo y María. Sin embargo, María pudo "quedarse" con las niñas, dado que la zarina les concedía una atención limitada una vez que se hubo cerciorado de que Charlotte von Lieven era la gobernanta perfecta.