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Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla
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Autor:  legris [ 05 Nov 2016 14:30 ]
Asunto:  Re: Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla

porque los seres humanos somos,básicamente, los mismos,ayer y hoy.

Autor:  Godoy [ 20 Nov 2016 12:37 ]
Asunto:  Re: Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla

Dejamos a nuestro conde de San Esteban en su destierro de Ayllón. Pero más que destierro parecíase unas vacaciones, un descanso, no era la pomposa, festiva y populosa corte de Ayllón la de un hombre políticamente derrotado o acabado, ni daba esa impresión a todo aquel que se acercaba por allí. Por su parte, el rey había quedado en Segovia como dijimos con la reina, el príncipe y los infantes. Quizá aconsejado por su amigo, con el que seguía en contacto, reunió a cuantos le rodeaban y dejó por sentado que no iba a tolerar más confabulaciones ni intrigas en su reino y contra su política, que sabía que lo hacían por el bien del reino mas entendía que sólo hacíale más mal que bien. Simple gesto al que todos se plegaron en apariencia y rindieron el debido homenaje, pero aquella ceremonia parecía más bien mostrar quién tenía el poder y la tutela del rey ahora que el Condestable estaba lejos, y ese no era otro que el recompuesto y poderoso partido aragonés con el rey de Navarra y el infante don Enrique a la cabeza, y eso se traducía en un dominio pleno en el Consejo Real.

Y éste no tardó en ponerse a trabajar. Por de pronto, arrancó del monarca un perdón general é otorgó perdon general de su justicia á todos los de sus Reynos de qualquier caso criminal en que hubiesen incurrido, de qualquier qualidad ó braveza que fuese del caso menor hasta el mayor… Sólo quedaban exentos de esta gracia los que ya se les hubiese aplicado justicia. No debió ser muy difícil convencer al monarca que seguramente estuviese dispuesto a lo que sea, incluso a perdonar a los que habían atentado contra su persona, con tal de conseguir paz y sosiego para sus reinos y vasallos. Tampoco tenía mucho margen de maniobra… No llegó a disfrutar de este perdón don Ruy López Dávalos, el ex condestable y único enriqueño que no había regresado, cuya vida se extinguía en Valencia en enero de 1428. Con su desaparición finalizaba un capítulo incómodo para el reino puesto que muchos, y no sólo don Álvaro, se beneficiaron del reparto de sus títulos y bienes.

Se preguntarán que qué pasó con los negocios de los infantes don Enrique y doña Catalina. Pues no se extrañen… No va a tardar don Enrique en sacar y demandar en Consejo la herencia y dote de su mujer. Lo que se pedía era el riquísimo marquesado de Villena, siempre en la palestra, y un tercio de los bienes muebles del rey don Enrique que se estimaba en un pastizal de cuarenta cuentos, algo tremendo. El asunto fue largamente y hasta acaloradamente debatido. Al final se acordó sustituir marquesado y herencia por doscientos cincuenta mil florines y seis mil vasallos para la infanta, traducidos en las villas de Trujillo y Alcaraz con algunas aldeas en Guadalajara, así como una renta anual al infante de un millón doscientos mil maravedís. ¡¡¡Imaginaros el poder que eso representaba puesto que se venía a sumar al maestrazgo de Santiago y las villas que ya disfrutaba el infante por herencia!!! Con razón acostumbráse a llamar a los parientes mi muy queridos y caros… Y tan caros, jajaja. En fin, precio elevado pero menos malo que tuvo que pagar la Corona por aquella boda. También consiguió que el rey mandara una carta a villas y ciudades de todo el reino decretando que las cartas que acusaban a don Enrique de confabularse con el rey de Granada eran absolutamente falsas, así que le hizo la campaña de limpieza de imagen ante los castellanos. Y la cosa es que, ya que el Pisuerga pasa por Valladolid, el rey de Navarra –sí, de Navarra pero que no se va de Castilla ni con agua caliente- pide también pago a sus estimables servicios de todos estos años y que terminó traduciéndose en un pago de cien mil florines en dos años. Ay, estos hermanos, ¡qué caprichosos nos salieron! No fueron los únicos, todos tuvieron sus mercedes, como por ejemplo el obispo de Palencia que conseguía la presidencia de la Chancillería. Más difícil, sin duda, lo hubieran tenido con los procuradores de por medio… Finalmente, decidió el rey mandar a sus tierras a cuantos notables y caballeros se hallasen junto a él salvo a Enríquez, Sandoval, Manrique, los doctores Periáñez y Rodríguez y a los arzobispos de Toledo y Santiago. Nada digo de los infantes pero era evidente que no los quería junto a sí por mucho tiempo, sobre todo a don Juan de Navarra, al que no perdonaba la traición al apoyo y amistad que don Álvaro le había brindado, sí lo entendía, en cambio, de don Enrique y es por eso por lo que se mantuvo más generoso con este díscolo primo y no con el navarro. Luego quiso el rey partir a Turégano mientras la reina y el príncipe se encaminaban a Valladolid. Mas…

E luego comenzaron á moverse entre ellos vandos é bollicios en la corte del Rey, sobre la cobdicia de mandar, é aver mayor lugar con el Rey, é mayor parte é cavida en los fechos del Regno… E sobre aquesto movianse cada dia en la corte grandes escándalos é bollicios, é muertes de omes é peleas tan a menudo, tan grandes é travadas, que apenas el Rey por su persona las podia despartir, nin castigar… Destas cosas venian cada dia grandes quexas al Rey é á la su corte, é todos grandes é pequeños descian que por daño de todos se avia partido el Condestable Don Alvaro de Luna de la corte, é que bien se conoscia yá la mengua que él facia, assi en el regimiento de la justicia como en todo lo ál. E non menos desorden avia en las cosas que se avian de mandar, o en los consejos que se avian de facer, sobre lo qual cada dia se desordenaban é desconcertaban el Rey de Navarra, é el Infante, é los otros caballeros que ende eran. E todos reclamaban assi grandes como pequeños é descian que el Condestable devia venir á la corte.

Manda narices, después de todo lo que se había formado. Sólo unos meses de gobierno nobiliario o aragonés en los que no sólo no se terminaron con los terribles males que sufría el reino y le achacaban a nuestro protagonista, sino que todo se traducía en desgobierno empezando por el propio partido. A la vista de todo el mundo quedó que los infantes y los suyos no traían bajo el brazo ningún programa político amén del interés personal. Muchos vieron que el de Cañete podía ser tan ambicioso como ellos pero al menos tenías las cosas en orden, sabía mandar, aplicar justicia y dirigir el gobierno además de ser leal al rey. Estos no eran fieles ni a sí mismos… Además, pudiera ser que don Álvaro no fuera tan malvado ni ambicioso como lo pintaron, puesto que aceptó la sentencia de expulsión sin rechistar. ¿No eran acaso sus ambiciones desmedidas? ¿Y si al final no era más que una víctima? Así debieron pensar los castellanos. Pero es que fueron los mismos que alentaron su expulsión los que ahora suplicaban su vuelta. ¡¿Cómo era eso posible en tan poco tiempo?! Dejo que hable el cronista de don Álvaro:

¿Para qué quereis mover de su tierra al que está contento en ella? Ordenastes que saliese de la corte, fizolo assi; ordenastes que estoviese quedo en su tierra, yá lo face; ordenastes dél lo que quisistes, pues ordenad de vosotros lo que debéis. ¿Queréis saber quien vos dá esta priesa? La grand cobdicia que con vosotros traeis de las cosas, que non vos responden segund las queriades. La grand envidia que secretamente vos atormenta, vos face assayar nuevos caminos, é non continuar ninguno. Pues sabed que llamais á quien porná medida á vuestra desordenanza, é á quien sabrá é osará resistir vuestra sobervia, é desenfrenada cobdicia. ¡Oh gente non bien acordada! Con él non pueden vivir sin él, non saben qué se facer.

Menuda forma de rematar el discurso. Me ha encantado. Y nos da una idea del contexto del momento y que creo que a pesar de la parcialidad no va mal encaminado. Bueno, y el caso es que nuestro Condestable se va a vender caro, hasta tres cartas tuvo que mandar el rey a súplicas de los grandes hombres que le rodeaban para que volviera, tanto se hizo de rogar que hasta pidió un juramento de todos cuanto se hallasen en la corte. Cumplidos todos estos trámites se decidió el condestable de Castilla a partir al encuentro de su rey apenas tres meses transcurridos de su ida. Se haría acompañar de un nutrido séquito donde fueron los obispos de Salamanca, Osma –que era su hermano Juan de Luna- y Ávila, así como de los señores de Oropesa, Santa Olalla, Belmonte –papá de Juan Pacheco- o López de Acuña –papá de Alonso Carrillo- entre otros además de la gente de su casa. E venian todos muy arreados é bordados, todos grandes é pequeños, é muy ricamente vestidos. Por supuesto que él iba con pomposidad y solemnidad, faltaría más. En esta guisa guarnido é adereszado con su gente, el Condestable iba á entrar en la corte é antes que con una legua llegase á Turégano, salian yá muchas gentes á lo rescebir. E saliólo á rescebir el Rey de Navarra, é el Infante Don Enrique su hermano, é todos los Arzobispos é Maestres, é otros Perlados que avemos dicho que estaban en la corte por estonce, é todos le ficieron muy alegre é gracioso rescebimiento, é todos grandes é pequeños se alegraban mucho con su venida. E tanta era la gente que lo salia á rescebir, que estovieron grand parte del dia en allegar al palacio, do el Rey estaba; ca se empachaban los unos á los otros por llegar á facer reverencia, é besar la mano al Condestable. En esta guisa acompañado é rescebido entró el Condestable en la corte, é quando llegó al Rey fizole grand reverencia, é el Rey levantóse de la silla donde estaba en el estrado, é salió á él fasta enmedio de la sala, é echóle los brazos encima, é tovolo assi abrazado una pieza, é ovo mucho placer con él. Por favor, imagínense la escena :love: . Plas, plas, plas… =D> El Rey de Navarra fizo en aquel convite mucha fiesta é agasajo al Condestable, é por le dar mayor honra sirvieron aquel dia á la mesa grandes omes, é ovieron mucha fiesta é placer. A buenas horas, majo. Así fue como el 6 de febrero de 1428 en Turégano don Álvaro de Luna se hacía de nuevo con las riendas del gobierno. Y de aquí, con el reino pacificado, partieron todos a Valladolid. Peeero, claro, habría que cubrirse bien las espaldas y arrancar compromisos por doquier, cosa que tenía clara y no sin razón nuestro condestable, puesto que para darme la murga, déjenme en mi casa. Antes de llegar a Valladolid, 12 de abril, arrancó un tratado a don Juan de Navarra por el que se establecía la paz perpetua entre Castilla, Navarra y Aragón, siendo don Juan el propio representante de su hermano mayor. Claro que el tratado no se ratificó por el aragonés y eso va a traer consecuencias en el futuro…

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Vista del castillo de Turégano.

Con las cosas en calma y aparentemente felices se presentó a los pocos días en Valladolid la infanta doña Leonor de Aragón, hermana de los infantes y única junto a don Pedro en estar soltera, con un nutrido séquito. Hasta allí paró la infanta para despedirse del rey y de sus hermanos antes de irse a Portugal a desposarse, a sus veintiséis lozanos años, con el infante heredero Duarte, con diez años más que ella, :roll: :roll: :roll: , quienes terminarían siendo los papás de Alfonso V de Portugal y de Juana, la mamá de la Beltraneja. E por su venida se hiciéron grandes fiestas de justas, é un torneo de cinqüenta por cinqüenta Caballeros. Por fin, una mijita de jolgorio, que ya era hora. El primero en hacer honor a su hermana, y de paso hacer ostentación de poder y riqueza frente a todos, fue el infante don Enrique que ni corto ni perezoso montó un impresionante castillo de madera con todo lujo de detalles en medio de la plaza, a doce mil florines le salió la broma. Los reyes de Castilla, los de Navarra, el príncipe y las infantas doña Leonor y Catalina junto al condestable y su mujer y el resto de grandes hombres disfrutaron de los juegos y justas organizados por don Enrique. Desde luego tenían mucho gusto en esta época para estas cosas, el problema es que podía ser peligroso como de hecho fue, muriendo en una de las justas un sobrino del conde de Castro. Mas no fue el único, el rey de Navarra, el condestable –donde se mostró mucho mas ardid, é fué visto en mas partes del torneo que ninguno de los otros Caballeros, que era sin dubda gran Caballero de la brida é muy arentado, é muy diestro en todos los actos de armas- y hasta el propio rey de Castilla también realizaron festejos en honor de la infanta. ¡Hasta dos meses duraron las celebraciones! ¿Tanto amor merecía doña Leonor de Aragón? Seguramente, pero estamos seguros que aquel, vale, alarde de fuerza, pues sirvió para relajar las tensiones después de años de enfrentamientos. Pero, en fin, todo llegaba a su final y la infanta tomó licencia del rey su primo, y dinero, y vestidos, y joyas, y hombres, para partir a Portugal el 2 de julio de aquel año. Cuenta la Historia que entonces seguían vivos los sentimientos encontrados entre castellanos y portugueses a cuenta de Aljubarrota y que, nada más pisado el suelo portugués, hubo tortazos y mamporrazos limpios entre los séquitos castellano y luso, teniendo que dar castigo don Duarte de Portugal a los culpables.

Pasadas las fiestas quiso el rey don Juan salir de Valladolid, cansado de una corte tan populosa, y alojarse en Tordesillas acompañado solo de su consejo y de los hombres de su casa. Pasadas las fiestas y asentado don Álvaro en el poder las aguas vuelven a su cauce. Y de nuevo hablamos de los hermanos Aragón. Como cada uno –don Enrique, que seguió al rey a Tordesillas, y don Juan, que se alternaba en Tordesillas y en Medina- trataba sus asuntos y negocios con el condestable y no entre ellos, resurgieron de nuevo los recelos y desconfianzas de antaño. Todo saltó cuando don Enrique pidió licencia para peregrinar a Santiago para unirse al año de perdonanza contra la opinión de su hermano don Juan, para el cual era evidente que aquel viaje era más político que espiritual. Y efectivamente. Llegado a Santiago visitó a muchos nobles gallegos siendo bien recibido y donde rescibió muchos servicios. Pero entonces se conoció que las cosas por Granada estaban algo revueltas y las treguas estábanse prontas a caducar así que rey y condestable decidieron mandar al maestre al sur, orden que recibió estando en Astorga de vuelta. Inteligente forma de quitarse de encima a uno de los infantes y además en la guerra de Granada que tanta popularidad tenía y tanto prestigio político daba, cosa que sabía bien don Álvaro por el reciente ejemplo del rey Fernando de Antequera. Pero en estas que quiso el de Navarra tener un encuentro con su hermano, mas supo que este pasó por Toro de camino al sur, estando él en Medina, y no se vieron, por lo qual se conosció que ya no estaban tanto concertados como solian. Las desconfianzas mutuas por la amistad con el condestable estaban haciendo mella… No cuánto agradó esto al de Luna, puesto que la desunión entre los hermanos le asentaba en el poder aunque no es menos cierto que agitaba la paz del reino y la de su gobierno. También mal enquistó la relación entre ambos el debate que surgió en la corte de la poca conveniencia de tener dos reyes en Castilla estando las cosas pacificadas, por lo que se apremiaba al navarro a que cruzara la frontera y se estableciera en su reino, cosa de la que se mostró partidario públicamente el propio don Enrique. Suerte para todos que ese mismo verano Pierres de Peralta llegaba a Castilla en nombre de la reina doña Blanca para pedir la vuelta de don Juan a Navarra. Antes pasó por Tordesillas a despedirse del rey y la corte, dejó al conde Sandoval como su representante y traspasó algunas tierras castellanas a su hijo el príncipe don Carlos de Viana, que entonces contaba con siete años.

Libres, por fin, de la tutela de los infantes, partió el rey acompañado de Luna, Sandoval, Enríquez, Manrique, Periáñez y Rodríguez hasta a Aranda de Duero. Aquí recibieron la visita del infante don Pedro de Portugal, su primo –hijo de Felipa de Lancaster, hermana de la reina doña Catalina y nietas ambas del rey don Pedro el Cruel-, el cual andaba de viaje de formación por las cortes de Europa. ¡Ya se podrían haber dedicado a lo mismo los de Aragón! Estuvo don Pedro cinco días en la corte siendo tratado muy feliz y cortésmente. Tras recibir regalos y todos los permisos para moverse dignamente por Castilla, o sea, por la jeta, fue al encuentro del rey de Navarra que se hallaba todavía en Peñafiel camino de su reino con el que también estuvo un tiempo. Poco después, y estando todavía en Aranda, se recibió la visita de otro primo e infante don Pedro, pero esta vez de Aragón. ¡Vaya, hombre! ¡Qué poco duró la ausencia de estos infantes! Había vuelto don Pedro después de seis años en Sicilia representando a su hermano el rey don Alfonso y había venido a Castilla a presentarle su respeto a su primo el rey y a ver a su madre, la reina doña Leonor, a Medina.

Después la corte, a la que se unió solemnemente Íñigo López de Mendoza, se movió a Segovia. Allí consiguió don Álvaro que el rey nombrara Prior de San Juan a Rodrigo de Luna, tio hermano de su padre :-/ , porque era noble é buen caballero, é muy cuerdo é entendido é de grand consejo, é muy leal al Rey, además de otras mercedes para gente de su casa, consiguiendo ampliar lo que se podría llamar su clientela política. Estando en Segovia se supo que el ex contador Robles gozaba de mucha libertad en su prisión del castillo de Uceda, en manos de la familia Mendoza. Esto molestó mucho al rey y al condestable, que decidieron hacer entrega del castillo y prisionero al maestresala Juan de Luján, para malestar de los Mendoza, claro está, que no tuvieron más que acatar. Unidos a la corte la reina doña María y el príncipe, se decidió después de muchos años abandonar la meseta norte y cruzar los puertos rumbo a Alcalá, los asuntos de Granada se ponían sobre la palestra… En Alcalá se mandó llamar a los procuradores del reino para reunir cortes y, antes de partir a Illescas a pasar la Pascua de Navidad, decretó el rey la puesta en libertad y restitución de sus bienes a aquel Garci Fernández fiel amigo de don Enrique, seguramente tras acuerdo con este.

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Estando en Illescas se supo de grandes novedades en Granada. Llegó a la corte el regidor de Murcia acompañado de Yusuf Abencerrax, privado de Muhammad VIII conocido como el Izquierdo, haciendo saber que su señor había sido desposeído de su trono por su primo Muhammad IX el Pequeño y refugiado en Túnez. Rey y condestable no dejaron pasar la oportunidad para inmiscuirse en los asuntos internos del siempre tambaleante trono de Granada en beneficio propio y prometieron a Yusuf la ayuda de Castilla. Con ello partió el Abencerrax a Túnez donde se reunió con su señor, con sus hombres y contó con el respaldo del sultán de Túnez. Llegaron a Orán donde embarcaron con rumbo a Vera, en Almería. Sabido en Granada los importantes apoyos de el Izquierdo con Castilla, Túnez y Tlemecén, poco a poco hombres y ciudades iban tomándolo como su rey no quedándole otro remedio a el Pequeño que atrincherarse en la Alhambra mientras iban cayendo una tras otra todas las ciudades importantes del reino.

Autor:  sambone [ 20 Nov 2016 13:29 ]
Asunto:  Re: Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla

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Autor:  Godoy [ 01 Ene 2017 19:46 ]
Asunto:  Re: Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla

Mientras retomo la vida de mi querido Condestable os dejo este curiosísimo documental de su tío abuelo, el famoso Papa Luna.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-documental/documental-papa-luna/3850147
La película documental recoge en clave de "Thriller", parte del robo del supuesto cráneo del "Papa Luna" en el palacio de los condes de Arguillo de Sabiñan, en abril del 2000, difundiendo por otro lado la figura del aragonés más controvertido y relevante de los siglos XIV y XV.

¡¡Feliz año '17 a todos!!

Autor:  Iselen [ 03 Ene 2017 21:17 ]
Asunto:  Re: Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla

:cheerleader:

Autor:  Iselen [ 04 Ene 2017 02:21 ]
Asunto:  Re: Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla

Godoy aquí te dejo un vídeo sobre las técnicas de combate en arnés o armadura blanca (armadura de placas completa) empleadas en el siglo XV. El estilo de una de ellas es contemporáneo a la fecha de la muerte de don Álvaro y la otra un poco posterior.



Toma nota de la agilidad de los contrincantes :cool: este par ha entrenado de lo lindo para tener esa soltura

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