No me voy a compadecer de Henri, jajajaja.
Henriette era vanidosa y orgullosa hasta rayar en la pura soberbia. Al ver que Henri se volcaba afectivamente con el pequeño Gaston-Henri, empezó a darse más humos de los que había dado antaño, cuando al inicio de sus relaciones estaba persuadida de que él se casaría con ella, no con ninguna princesa de la época, en cuanto demostrase que podía darle hijos varones. Ahora, existía una reina -Marie- y existía un delfín -Louis-, pero Henriette hacía saltar sus ambiciones por encima de ese hecho. Mientras presionaba a Henri para que legitimase a Gaston-Henri, no se cansaba de repetir que, en realidad, ella era "más reina que la otra", aludiendo a Marie de Medici. Marie de Medici se convirtió en un caldero en perpetua ebullición. Los encontronazos de ambas mujeres se hicieron célebres; ninguna mostraba ni ápice de decoro cuando se cruzaban en las ceremonias de corte. Marie llamaba a Henriette "marquesa puta". Henriette contraatacaba llamándola "banquera gorda". Así se las gastaban las dos.
En realidad, Henriette acabó sobrepasando los límites. Estaba convencida de que podía maniobrar para obtener una anulación canónica del matrimonio de Henri con Marie, lo que haría de ella la nueva consorte del monarca. Louis dejaría de ser el delfín. La segunda criatura alumbrada por la reina, una niña llamada Elisabeth, dejaría de ser la hija de Francia. A cambio, Gaston-Henri se transformaría en el nuevo delfín. Y los honores que se tributaban a Elisabeth, se le tributarían a la segunda criatura alumbrada por la marquesa, una niña llamada Gabrielle Angelique.
Henriette contaba con apoyos. Tenía de su parte a su medio hermano mayor por vía materna: Charles de Valois, duque de Angulema. Charles podía preciarse de ser un hijo del rey Charles IX, por tanto un nieto de Henri II y de Catherine de Medici. La posición de Charles se había fortalecido todavía más a raíz de su boda con Charlotte, hija de Henri I de Montmorency-Damville, ex gobernador de Languedoc y a la sazón Condestable de Francia. Por tanto, el respaldo de Charles era un factor importante para Henriette -y esa circunstancia debía causar bastante inquietud en Marie de Medici-. Paralelamente, Henriette encontró amistad en Baltasar de Zúñiga, embajador del rey de España en París. Los españoles, por supuesto, siempre estaban dispuestos a sacar tajada de los problemas que pudiese haber en la corte francesa -e igualmente pasaría en sentido contrario, si se diese el caso-. Zúñiga le garantizó a Henriette que el rey de España usaría toda su influencia sobre el Papa en su favor. Asimismo, el duque de Saboya, aliado del rey de España, entraría en el juego.
Así que...lo que surgió fue una conspiración política de alto nivel. La marquesa de Verneuil apostaba muy fuerte. Quizá era comprensible, considerando que acababa de salir reforzada de un período crítico.
Un poco antes, Marie de Medici había encontrado una aliada inesperada en la duquesa de Villars, es decir, en Juliette-Hyppolite d´Estrées. Recordaréis que, al morir Gabrielle d´Estrées, Juliette-Hyppolite d´Estrées no había vacilado en reemplazar a su difunta hermana en la cama del rey. Es probable que Juliette-Hyppolite actuase así por necesidad...la necesidad de mantener sujeto al rey para que no mermasen los privilegios otorgados a los d´Estrées y para que éste no desplazase a los hijos pequeños que había dejado en el mundo Gabrielle. El asunto le había salido mal a Madame de Villars, porque el rey se había encaprichado de Henriette. El resultado: Madame de Villars odiaba a Henriette. De
modo que, en cuanto Madame de Villars tuvo ocasión de poner en aprietos a Henriette revelando a Henri que ésta mantenía una correspondencia demasiado afectuosa con el príncipe de Joinville, así lo hizo. Marie de Medici se frotó las manos al enterarse: Henri no aceptaría ser un cornudo por culpa de Henriette. Una vez que la de Villars había descubierto el pastel, Henri, sin duda, se desharía de la jactanciosa Henriette. Pero Henriette hizo el papel de pobre víctima de una espantosa calumnia. Y se salvó porque Henri escogió creer en Henriette.
Eso la revalorizó, para desespero de Marie y de Madame de Villars. Pero también le hizo darse cuenta de que tenía que actuar de forma rauda para ocupar el lugar que pensaba le correspondía por derecho: el de reina de Francia. Estaba lista para conspirar...y conspiró, como se ha dicho, con apoyo de su padre y de su medio hermano, pero también buscando la simpatía de representantes de potencias extranjeras que, si se metían en aquellos berenjenales, era para sacar provecho a medio o largo plazo.