En realidad nos gusta ver en los royals cierto toque burgués o la sencillez de una familia normal en su tiempo libre. Lo que más atraía (y era a su vez criticado) de la FR danesa en la época en la que reunían en Fredensborg a Alix, Minny, Thyra, Federico, Jorge y Valdemar, venidos con sus familias desde toda Europa, era precisamente ese toque burgués, esa sencillez. Para nada debe estar reñido con la pompa y el boato público, como en su día le criticaron a Lilibet. A algunos no les gustó ver al Duque pasando entrecots y salchichas por la parrilla.
Pero mucho me temo que el mundo celebrity de sencillo y burgués tiene más bien poco. Ya no son éstos los tiempos de Grace Kelly o Audrey Hepburn. Todo el ambiente actual tiene visos y conductas más propias de nuevos ricos. Y éstos, la mayoría, de sencillos y casuales tienen más bien poco. A ver qué tal se va adaptando Meghan, no deja de ser su primer año y está experimentando multitud de cambios y mudanzas. Creo que no ha tenido tiempo ni de estabilizarse y que por ello a veces parece que complica cosas que a nuestro entender son tremendamente más simples.
Los Windsor siempre han sido muy campestres, sea en el Castillo que les da nombre o en Balmoral. Les gustan los picnics, la barbacoas en mitad de la nada, pescar en los ríos, montar a caballo, pasear por las playas del norte, los cruceros por las islas en los que hacían de todo menos tomar el sol (un frío que pelaba) o pasar una tarde como la de hoy o como la que suelen disfrutar los hijos y nietos de Ana. Hay gente que se aburre con esas cosas, Catalina y sus críos parece que no. Para ellos es todo natural ya, forma parte de su vida. Pero sí, Catalina parece que hace las cosas fáciles, que se adapta a todo o que ha conseguido ser ella misma sin desentonar en nada.