Joaquin escribió:
Nunca entenderé la inquina que hubo contra esta señora, la Royal más guapa elegante de la época, para mí. Eran una pareja preciosa y lo que él hizo durante la guerra no fue tan grave, al contrario, no huyó y evitó que se virtiera sangre belga en una batalla inútil, que era lo que pedía el gobierno... En fin la historia a veces es injusta. Él siguió adelante con su vida con la mujer a la que quería y en lo personal yo creo que fueron felices.
Sobre la relación con Balduino yo creo que hay mucha leche. Ella apareció en sus vidas cuando eran niños pequeños, Balduino perdió a su madre con 5 años y pocos recuerdos podía tener de ella y al poco apareció Lilian, si ella fue buena con los niños no tuvo porqué no surgir una relación de verdadero cariño entre ellos.
La mayor sombra en la vida de Lilian es lo que pasó con su hija María Cristina, pero vamos que ella no solo rompió con la madre también con el padre y todos los hermanos...
Leopoldo no estuvo avispado durante la invasión nazi. Todos, incluida la aliada Inglaterra, le pidieron que se marchara a Londres para comandar la resistencia belga, como ya habían hecho otros monarcas y gobiernos. Pero no. Al principio decidió quedarse para hacer frente a la invasión, pero aguantó 18 días hasta que claudicó. Fue tachado de traidor. Encima después de eso los nazis lo coaccionaron con los niños, a los que llegaron a traer a España para que Franco mediara con los alemanes para entregarlos en la frontera con Francia a una delegación belga. Después de eso, toda la familia quedó recluida en el Palacio de Laeken. Y ahí es donde aparece Lilian en la historia.
Al padre de Lilian, un político conservador, también le colgaron el sambenito de traidor, pero eso no fue lo más importante para los belgas. La mayoría no entendió como su Rey, en situación de prisionero de los nazis y durante tremenda guerra, podía cometer la frivolidad de casarse con otra mujer. La realidad fue que la boda se precipitó porque Lilian quedó embarazada, pero la idea era casarse una vez finalizada la guerra. Tampoco estuvo acertado Leopoldo al aceptar viajar a Austria como una especie de viaje de novios permitido por los nazis. En ese sentido, no hacía más que meter la pata. Y a nivel pueblo llano, obviamente Lilian también fue eternamente comparada con la malograda Astrid, en una especie de lucha entre la santa y la arpía (al estilo Diana y Camilla).
Fue la Reina Isabel la que la introdujo en Laeken. La invitaba muy a menudo para que pasara tiempo con la familia. Lilian y Leopoldo ya se conocían de antes. De hecho ella contaba que la primera vez que los presentaron, el Rey preguntó "quién era esa muchacha gorda" refiriéndose a ella. Eso se le quedó grabado. Cuando Leopoldo y ella se volvieron a reencontrar e iniciaron una relación, solo la Reina Isabel les apoyó abiertamente. Ni siquiera los padres de Lilian estaban conformes al principio, mucho menos la clase política. De ahí que Leopoldo decidiera que su nueva esposa jamás recibiría el título de reina y que sus hijos con ella no serían incluidos en la línea de sucesión. Así que el ninguneo hacia Lilian comenzó desde el principio, a pesar de no ser una bruja como madrastra, encargarse de los niños y seguirlos a todos en el periplo que vivieron durante la guerra. Incluido en el periplo cuando los nazis se los llevaron a Alemania y antes de que los liberasen los nortemaericanos, no tenían ni qué echarse a la boca. Salían al jardín de la casa donde los retenían a buscar matas de diente de león.
Cuando todo se normalizó y a Leopoldo y Lilian se les permitió dejar su exilio en Suiza tras la entronización de Balduino, el problema con ella derivó en la tremenda influencia que algunos creían que ejercía sobre la familia (todos vivieron en Laeken hasta poco antes de la boda con Fabiola), sus gastos en ropa y su vida frívola. Así que ella, Leopoldo y sus hijos, fueron apartados de la Corte por el propio Gobierno, se fueron a vivir a Argenteuil y dejaron de participar en actos oficiales de calado. Leopoldo se dedicó a la historia natural y Lilian a su fundación sobre investigación cardiológica.
Esmeralda contaba que los últimos años de su padre fueron felices y tranquilos. Cuando le diagnosticaron problemas del corazón y los médicos le recomendaron someterse a la colocación de un
bypass, Lilian le animó a hacerlo. Leopoldo murió a consecuencia de la operación y Esmeralda contó que su madre cayó en una depresión que duró años. Nunca se perdonó haberle persuadido de hacerlo.