Esta imagen de la visita de Estado de los Reyes Juan Carlos y Sofía a Holanda, me viene de perlas para explicar otro punto que causa controversia. Es el de las distintas formas en las que una dama puede lucir las placas de sus condecoraciones, siendo todas las que aparecen en la imagen correctas. Sí, sí.
A saber, hay 3 formas más o menos diferenciadas. Luego las comentaré, pero si miráis la foto, las pescáis enseguida.
Como ya sabemos, la mayoría de órdenes dinásticas que han llegado hasta nuestros días, no admitían a mujeres, así que las reglas respecto a su uso y correcta disposición quedaban establecidas solo para los hombres. Debemos añadir también que la mayoría de órdenes femeninas que fueron creadas, no tenían placas, se optaba por los lacitos. Así que una dama podía aparecer con más lazos que el vestido de novia de Mabel Wisse pero ni una triste placa. Luego las mujeres, al ser admitidas en órdenes dinásticas, militares y civiles, debían y deben adaptarse o versionar la etiquita masculina de toda la vida para lucir sus distinciones.
Olvidemos las bandas por un momento. Debemos imaginar que existe una zona en la que disponer todas las distinciones con las que una personas ha sido condecorada. Esa zona es una franja que va de la cintura al pecho o del pecho a la cintura.
Aquí mi amiga la maniquí nos muestra dicha franja:
Y en esa franja deben convivir distintos tipos de condecoraciones, que ya hemos visto. A saber: medallas, lazos (mujeres), órdenes familiares (mujeres), miniaturas y placas. Más o menos como señalo chapuceramente aquí:
Y una vez limitada la zona en la que pueden y deben distribuirse las placas o colocar una sola placa, empieza el baile.