... o como dicen en inglés "las mujeres cuyos pies nunca tocan el suelo" (porque trabajan en sus camas con ellos en alto)
La lista es amplia y variable, yo he seleccionado mis favoritas y me he centrado mucho en la Belle Époque pero sentiros libres de sugerir algunas más si queréis (sí Minnie, te estoy señalando a ti, que se qué este tema es de los que te gustan
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) Yo, personalmente, no incluyo por ejemplo a Sarah Bernhardt, que acabó siendo famosa por su profesión de actriz y no por haber sido prostituta de lujo en sus inicios, ni a la Castiglione por pertenecer a la aristocracia de nacimiento, por lo que yo la encuadraría más en el concepto "Cortesana".
Y Vandal , tú atento que asomarán por aquí palacios, casas, hoteles y casinos que son maravillas de la arquitectura.
Para empezar vamos a acotar términos. Una
Cocotte era una prostituta. Punto. Lo mismo da que sea de lujo que una de las "
grisettes", empleadas en fábricas o dependientas en tiendas que usaban la prostitución de fin de semana como complemento a su sueldo. A partir del Segundo Imperio, el término pasa a designar a la prostituta que es mantenida por un protector con más o menos lujo. Es decir, que no tiene que hacer la calle ni dedicarse a varios hombres. Su amante le paga casa, servicio, vestidos, carruaje, etc. Dentro de ellas, las
Grandes Horizontales son aquellas que viven en el lujo más obsceno y cuentan entre sus protectores con nobles, reyes y banqueros forrados de oro. Y la mayoría de ellas provienen de las clases más bajas, a veces con suerte de la media burguesía.
A las Grandes Horizontales también se las llama
Demi-mondaines pero este término, más que un nombre que las designa, es una descripción de su situación en sociedad. Este grupo social vive en medio de dos mundos, en una especie de nebulosa de riqueza y poder. Son chicas con una educación impecable en el sentido de buenas maneras y saber estar en público, visten bien, tienen clase y estilo, saben conversar, un caballero las puede llevar del brazo sin avergonzarse, asisten a la ópera, al teatro, restaurantes, resorts de
moda en verano, al casino... pero nunca se la presentarán a sus madres o esposas... aunque las conozcan de vista porque las tienen sentadas en el palco de enfrente. Son mucho más que una chica de la calle, pero no son realmente mujeres respetables debido a lo escandaloso de su
modo de vida, sólo lo aparentan... pero lo aparentan muy bien.
Muchas de ellas provienen del mundo del teatro, de la danza o son
modelos de pintores, porque gracias a su profesión han aprendido buenas maneras, una correcta dicción a la hora de hablar y eso les permite "ser presentadas" en público por sus protectores.
Una demi-mondaine de altos vuelos que se precie vive en un
hôtel particular, una mansión urbana para entendernos, con servicio y coche propios y nunca se levanta antes del mediodía porque se ha pasado la noche entreteniendo a su amante. Puede llegar a tener amantes secundarios, lo que significa más dinero, incluso a veces hombres ricos (y tontos en mi opinión) que les ofrecían carísimos regalos sólo por la ilusión de ir a un evento con ellas del brazo, sin llegar a recibir ningún otro beneficio. Su jornada empieza a partir de las cuatro de la tarde, después de comer y pasar horas en su baño y tocador preparándose para ir a pasear, a las carreras de caballos, a los restaurantes a cenar, al teatro... También recibían en sus casas en reuniones que recordaban a los salones cortesanos del viejo régimen. Era la ocasión de elegir nuevo protector, presumir de sus riquezas o de darse a conocer si eras recién llegada. Todo París hablaba de ellas igual que ahora cotilleamos de los famosetes. La prensa de la época se hacía eco de sus vestidos, sus joyas, sus idas y venidas.
Dentro del mundo
Demi-mondain se incluyen por ejemplo también los vividores, los amantes de la noche, los jugadores compulsivos y las mujeres de la burguesía que, recién viudas, se dedican a vivir la vida junto a antiguas cocottes que viven una jubilación dorada o grandes damas caídas en desgracia por un escándalo. Un mundo muy atrayente también para los escritores y así tenemos a "La dama de las camelias" de Dumas, a la "Gigi" de Colette o a "Nana" de Zola.
Entre los artistas, quitando evidentemente a los impresionistas, para mí el que mejor reflejó el París de las demi-mondaines es Jean Beraud. Cualquiera de sus cuadros vale para hacerse una idea, como esta "Cena en Les Ambassadeurs"

Nota: una chica bebiendo y fumando en público en compañía de un caballero no es una dama de las respetables. Vamos, que seguro que no es su esposa
