Me temo que los deseos del difunto poco importan cuando hay una ley de por medio. Creo (que Josefita, Portablito o alguien que esté mejor informado me corrijan) que lo de nombrar sucesor sólo se da cuando el concesionario del título no tiene herederos forzosos, y entonces es costumbre que el rey le conceda la gracia de nombrar sucesor a cualquier persona, aunque no sea de su familia, pero no creo que eso suceda con todas las personas a las que se les concede un título, por tanto no sé por qué en este caso el rey le iba a conceder ese capricho que contradice abiertamente la ley.
Lo del apellido no tiene ninguna base, no me canso de repetirlo, ella se puede cambiar el orden de los apellidos cuando guste, y sus hijos, cuando los tenga, podrán apellidarse Suárez de primero sin ningún problema. En España la sucesión femenina nunca ha sido inconveniente para la conservación de un apellido, ni ahora, que la cosa está regulada, ni en el siglo XVI, que había mucha más libertad en el uso de los apellidos, nunca.
Por cierto, Joy, qué perdida estabas